[L’ajo nell’imbarazzo]. Comedia en tres actos de Giovanni Giraud (1776-1834), representada en 1807. Es una sabrosa sátira de la familia a la antigua, como era la propia familia del autor. El marqués Giulio Antiquati pretende que sus hijos Enrico y Pippetto crezcan en la más absoluta ignorancia hasta los veinticinco años. Pero Enrico ha conseguido librarse de la rigurosa clausura y se casa en secreto con Gilda, de quien ya tiene un hijo. No pudiendo continuar en dicha situación, el joven se confía a su buen ayo don Gregorio Cordebono (v.) y le presenta su mujer; pero, sorprendido por su padre, apenas tiene tiempo de esconder a Gilda en otra habitación; la joven queda, pues, prisionera en el dormitorio de Gregorio, quien no se atreve a contar la verdad al marqués. Gilda, en tanto, está inquieta porque ha de amamantar a su hijo, y a Gregorio no se le ocurre otra cosa que ir él mismo a buscarlo, pues no puede hacer salir a la madre. Cuando vuelve, con el chiquillo oculto bajo el manto, encuentra en su habitación al marqués, quien avisado por la vieja camarera Leonarda, sorprendió a Gilda creyéndola amante del bueno del ayo. Todo se explica tras una escena terrible: el tímido Gregorio encuentra, en su situación desesperada, fuerzas bastantes para hacer entrar en razón al marqués, mostrándole las consecuencia de su sistema: resulta además que el joven Pippetto, en el clima morboso creado por la clausura, se estaba enamorando de la vieja Leonarda. Y con la decisión de confiar Pippetto a Gregorio para que éste le enseñe el mundo, empieza una nueva vida. La comedia abunda en ideas que hacen entrever la posibilidad de un mayor alcance; pero Giraud prefirió mantenerla en los límites de lo cómico, renunciando a los brotes dramáticos que podía ofrecer. Si el marqués Giulio queda algo caricaturesco y grotesco, el viejo ayo es una figura llena de humanidad aunque esté, como en general todos los personajes de Giraud, demasiado convencido de sus efectos cómicos; el sentido del ambiente está dado con nitidez. A la comedia le puso música Gaetano Donizetti (1824).
U. Déttore
En El ayo en un conflicto, Giraud se renovaba: se dejaba de énfasis, de inverosimilitudes, de trucos escénicos artificiosos, de dobles sentidos, y se ceñía a la verdad de personajes y casos, a la agilidad natural de un diálogo sencillo, sobrio y de honrada alegría. (F. Martini)