El Arte Médica, Claudio Galeno

[Ars medica]. Obra de Claudio Galeno (129-201) conocida con el nombre de Microtechne (pequeña arte) para distinguirla de la Negatechne (gran arte) como se lla­maba entonces al Método de la medicina del mismo Galeno. Es un resumen del sis­tema que el célebre médico de Pérgamo elaboró y expuso en otros libros. Esta obra presenta un interés histórico vivísimo, sobre todo por la variedad de elementos tratados, porque Galeno, mente ecléctica por exce­lencia, vio los problemas médicos con gran amplitud, de modo que no se limitó a con­sideraciones patológicas o terapéuticas, sino que incluyó también la descripción de los órganos y el análisis de sus funciones. La obra puede ser considerada, bajo los aspec­tos anatómico, fisiológico y terapéutico. Además de la parte biológica, contiene un tratado filosófico, que desemboca en una concepción monoteísta y en el finalismo aristotélico. Como ejemplo de su doctrina anatómica, hay que recordar la descripción (que fue el primero en realizar) de los músculos de la laringe y de los nervios craneales; a propósito del corazón, afirma la comunicación entre la parte izquierda y la derecha.

Esta última afirmación es falsa para todos los mamíferos (y también para el hombre), como lo son también otras afir­maciones de Galeno. Muchos de los errores profesados por Galeno derivaron en parte del hecho de que diseccionó generalmente animales domésticos (cabras, ovejas, pe­rros, etc.) y no al hombre; además de que prefirió atender muchas veces más a las exigencias de su teoría que a lo que la ex­periencia enseñaba. Con relación a la fi­siología, es digna de recordar la teoría del «pneuma» (spiritus), substancia misteriosa dividida en tres tipos: pneuma animal, vi­tal y natural. Cada una de estas substancias tenía según Galeno una sede: la primera en el cerebro y se manifestaba en los mo­vimientos, la segunda en el corazón y se manifestaba en el pulso y la tercera en el hígado. En relación con estos tres espíritus, existe una especie de comunicación a través de los vasos, con la participación de la san­gre; en lo que se ha querido ver una pri­mera idea de la circulación de la sangre; aunque tal «circulación» de Galeno nada tiene que ver con la manera de entender el fenómeno modernamente. En el campo te­rapéutico, Galeno propugna la cura activa de los «síntomas», mejor que favorecer la lucha contra la enfermedad mediante la de­fensa natural del organismo, divergiendo en esto fundamentalmente de Hipócrates, cuya influencia fue todavía grande sobre toda la medicina antigua, comprendida la escuela de Galeno. El sistema de Galeno tuvo un éxito inmenso. Dado su acuerdo con la filosofía aristotélica, se le consideró mu­cho en la escolástica, estando de texto du­rante toda la Edad Media, hasta el Rena­cimiento, en el que los nuevos experimen­tadores, en su lucha contra la ciencia aris­totélica tradicional, asumieron una direc­ción claramente antigalénica. [Trad. espa­ñola de Jerónimo Murillo (Zaragoza, 1572)].

C. Barigozzi