[Le plus bel amour de don Juan], Uno de los más significativos relatos de Jules Barbey d’Aurevilly (1808-1889), incluido en el volumen las Diabólicas (v.). Don Juan (v.) no ha muerto, es inmortal como el diablo. Se ha encarnado recientemente en el conde Jules-Amédée-Hector Ravila de Ravilés, y con ocasión de un fantástico y raro banquete que le ha sido ofrecido por una docena de amigas suyas, todas ellas pertenecientes a la más alta sociedad, es invitado a contar el más bello amor de su vida. Este amor ha sido también, desde cierto punto de vista, el más insignificante: durante una larga relación con una dama noble, «marquesa tres veces, como los bajáes pueden ser bajáes de tres colas», había advertido la extraña fijeza de la mirada que clavaba en él una delgada jovencita de trece años, con ojos y cabellos negros como la noche. El conde cohibido, lo atribuía a una excesiva penetración de la muchacha, a cualquier indiscreción, a celos; y pequeños episodios, casi imperceptibles, habían venido a aumentar su perplejidad. Pero sólo más tarde, en ausencia de la chiquilla, su madre le había hecho la revelación: había ido a contar al confesor que se sentía encinta del conde por haberse sentado en la misma butaca que él ocupaba antes. La novela lleva como epígrafe «El mejor cebo del diablo es la inocencia»; y puede considerarse característico ejemplar de la extravagancia de la obra de Barbey d’Aurevilly, obsesionado por la idea del pecado, complaciéndose en el contraste entre los esplendores del gran mundo y la demoníaca corrupción que los puede subrayar, amenazada por su misma extravagancia, pero servida por un estilo rápido, violento, de rara eficacia.
M. Bonfantini