Poesías de Adolfo De Bosis (1863-1924), editadas en Roma en 1900 en edición privada y luego recogidas en el duodécimo libro del «Convito» (v.); en 1914 volvieron a publicarse en Milán con otros versos inéditos en un volumen y con el título de Amori ac silentio e Le riine sparse. La obra, más que tener una consistencia artística propia, es un documento de fervor literario orientado hacia un estetismo sutil y persuasivo que se sitúa entre Conti y d’Annunzio, pero sabe también recoger con espontaneidad la visión de las cosas. Dedicados «a los Amigos y a la Poesía», como dice el autor de estos versos «los más son fruto de antiguos ocios y algunos signo de recientes propósitos»; así «La invocación» testimonia un ardor estático por una belleza invocada como bálsamo y salvación, y las diversas composiciones de «El sueño de Sténelo» encierran en delicado helenismo la contemplación de una armonía nueva y antigua.
El deseo de un mundo mejor, entre poesías que indican una participación en la inquieta época contemporánea («Paz: al proponer el emperador de Rusia el Congreso de La Haya» y «Kruger en Lourengo Marques»), explica en la atmósfera de la revista romana y de la amistad con d’Annunzio el proclamado deseo de una vida verdadera e intensa, y también justifica el abandono de «Los nocturnos» («II tramonto disfiora / sue magiche ghirlande, / lento; e una dolce spande / malinconia por l’ora…» [«el ocaso desflora / sus mágicas guirnaldas, / lento; derrama una dulce / melancolía en la hora…»]), y muchas notas íntimas, cargadas por completo de elementos elegiacos. Pero son impresiones inquietas, en su mayoría sumergidas entre declamaciones y gestos; por eso la recopilación, siendo significativa en su tiempo, no constituye una unidad propia. Como índice de tendencias hacia lo nuevo, aparece, sin embargo, la poesía «A un maquinista», que en la modulación de una prosa lírica une acentos carduccianos con el reciente ejemplo de Walt Whitman y de otros modernos
C. Cordié