Obra del poeta español, Prudencio poeta latino- cristiano, que vivió en el siglo IV. Comparado con Canto cotidiano (v.) y la Corona (v.), las obras más importantes de Prudencio, el Ditoqueo no tiene literariamente gran importancia; incluso su autenticidad ha sido puesta en duda, aunque sin motivo. El título, un poco sibilino, alude probablemente al «doble alimento» del cristiano: el Viejo y el Nuevo Testamento; efectivamente, la obra es una colección de 49 tetrástrofos en hexámetros, destinados a explicar 49 argumentos de cuadros, 24 de los cuales están tomados del Viejo Testamento y 25 del Nuevo.
La costumbre de adornar con cuadros, pinturas y mosaicos los edificios y de poner junto a cada pintura una inscripción explicativa, estaba bastante difundida en el siglo IV; con toda probabilidad, la obra de Prudencio se destinaba a explicar una de estas series pictóricas; pero no sabemos a qué iglesia o basílica estaba destinada. Muchos de estos cuadros representaban escenas históricas (Adán y Eva, Caín y Abel, la paloma que vuelve al arca de Noé, José reconocido por sus hermanos, Moisés recibiendo la Ley, María y el Arcángel Gabriel, los ángeles que anuncian a los pastores la Buena Nueva, la degollación de los Inocentes, la resurrección de Lázaro, la Pasión, la visión de San Pedro) y, desde este punto de vista, la obrita de Prudencio tiene gran importancia para el estudio del desarrollo histórico de la iconografía cristiana.
M. Niccoli