«Doctos en banquete». Compilación erudita. La obra vastísima, aunque está compendiada en una redacción de quince libros, con mutilaciones y lagunas, está compuesta en forma dialogada: imagina que la conversación tiene lugar en una reunión de doctos griegos y romanos, convidados en la casa del rico romano Laurencio. La invención se deriva del Banquete (v.) platónico, pero la afinidad es puramente intencional y formal.
Ateneo no es un filósofo ni un artista; es un representante típico de la erudición romana de la época imperial, y el banquete que describe sólo es el pretexto para reunir en unidad completamente exterior gran cantidad de noticias eruditas, espigadas por el autor a través de sus lecturas en todos los campos de la cultura de su época. No se trata por tanto de cultura de primera mano, ni aun en los casos en que el poeta habla de cosas de la vida real, sino de informaciones tomadas de fuentes literarias, a menudo a través de complejas derivaciones.
Los doctos reunidos, querrían representar cada uno una especialidad; a medida que el banquete va desarrollándose, ellos demuestran su saber en la medida de sus alcances y con motivo de cualquier ocasión que para ello da el convite. Vastísimo es el material de información que Ateneo va exteriorizando de este modo: las costumbres relativas a banquetes, los alimentos, las bebidas, los muebles, los juegos, las danzas, la música y muchas otras cosas son reseñadas minuciosamente, refiriendo los pareceres de quienes se ocuparon de cada materia en particular y divagando fácilmente por los dominios de la poesía, de la filosofía, de la mitología, de la historia, de la etnografía, de la gramática, con gran cantidad de citas y de anécdotas.
En esto reside precisamente el valor de la obra: es para el filólogo una especie de enciclopedia, que ha conservado un material riquísimo y precioso para el preciso conocimiento de la civilización antigua. Las innumerables citas de que rebosa el libro, nos han conservado pasajes y testimonios de autores, especialmente cómicos, históricos, eruditos, etc., cuyas obras se han perdido.
A. Bambrilla