[Diego Velázquez und sein Jahrhundert |. Monografía del historiador alemán, publicada en Bonn en 1888. Es una amplia y documentadísima evocación de la vida y de la obra del gran pintor español, y, también, del ambiente histórico en que aquél vivió, se formó y desenvolvió su actividad de artista: en Sevilla, en Roma y en Madrid en la corte de Felipe IV. Según la fórmula historiográfica, aplicada ya en la monumental obra sobre Winckelmann, el autor trata de sacar el máximo partido de una compleja y minuciosa reconstrucción del ambiente para llegar a afirmar la esencia del genio, el secreto de la personalidad creadora de historia.
De aquí las numerosas y brillantes digresiones que dan al libro el carácter de «biografía de una época», como las páginas dialogadas sobre el ambiente artístico sevillano, o las que evocan la vida de la corte de Madrid, o la Roma del siglo XVII. Por otra parte, la relación entre ambiente y personalidad, no está entendida por Justi conforme al grosero determinismo de las teoría de Taine (v. Filosofía del Arte), sino con sutileza y sin perder de vista las cualidades nativas y originarias del genio, al que las circunstancias pueden revelar a sí mismo. En tal investigación, el biógrafo no se aparta sensiblemente de la opinión tradicional sobre el artista, «el pintor de los pintores», que llega a conquistar su arte, gracias a una inmediata naturaleza de visión, de la propia realidad de la vida, tal como aparece, sin embellecimiento alguno.
Dándose cuenta de qué la verdadera historia de un artista ha de buscarse en primer lugar en sus obras, Justi sintió la exigencia de convertirse, de historiador de la pintura, en conocedor de la pintura; y efectivamente, la mayor parte del libro, está dedicado a los análisis de las pinturas de Velázquez, desde los juveniles bodegones, hasta el Cuadro de las Lanzas, a los retratos de Corte, al Inocencio X, a las obras maestras de los últimos años: La Venus, Las Hilanderas, Las Meninas. A pesar de sus méritos de atenta observación, los análisis son superficiales, más que nada descripciones de los temas, con los que se yuxtaponen, sin verdadera fusión, las explicaciones sobre la técnica del pintor.
Falta en la obra, si no el contacto con la humanidad de Velázquez, tal como puede tomarse de los acontecimientos exteriores de su vida, sí una íntima comprensión de sus medios expresivos; por eso, la ligazón interna entre obra y obra, se reduce a una relación externa. Aunque lejano de las actuales tendencias de la historiografía artística, el libro conserva hoy todavía un valor de canon, como ejemplo insigne de una dirección de la historiografía ochocentista. Tal valor se pone de relieve, sobre todo, considerando la obra unida al Winckelmann y al posterior Miguel Angel (v.), como partes de una poderosa trilogía, cuyo acento dominante está dado por el interés en resolver el problema del genio, ya vivamente planteado por el «Sturm und Drang» y por el Romanticismo alemán. [Trad. castellana de Pedro Marrades con el título de Velázquez y su siglo (Madrid, 1953].
G. A. Dell´Acqua