[Dialogues sur le commerce des bles]. Compuestos en París, en 1768, los publicaron Ma- dame d’Epinay y Diderot en 1770. En el primero de los ocho diálogos, de que se compone la obra, se abordan los motivos de carácter ocasional: un viaje del autor a Nápoles y a Roma, después de la carestía y la epidemia de 1764, y las noticias que de ello les da a sus interlocutores parisienses, para demostrar cómo en las cuestiones económicas, siempre contingentes y mudables, no pueden establecerse leyes absolutas.
A través del artificio de una conversación brillante, se tocan algunas de las principales cuestiones agitadas por los fisiócratas. Galiani no es contrario, en principio, a la libre exportación de los granos, tal como había sido admitida en Francia por los edictos del 1764, pero opina, en contra de los fisiócratas, que deben observarse las normas y limitaciones que la diversa naturaleza de los lugares y del trabajo humano sugiera deban aplicarse. La experiencia directa de la desgraciada economía agrícola del reino de Nápoles da vigor y concreción a su pensamiento que, aun en la vivacidad un poco agradable del «esprit» del siglo XVIII, se revela opuesto a aceptar como universalmente válido el mecanismo abstracto de la lógica racionalista.
Se diría que la agudeza de algunas observaciones, en torno a la diversa naturaleza de los pueblos agrícolas y de los pueblos manufactureros, o en torno a la oportunidad de seguir libremente a la naturaleza, o de guiarla en su curso, desgarre por algunas partes el velo prestigioso de aquel finísimo «esprit», dentro del que suele esconderse astutamente y aislarse la personalidad de Galiani (v. Cartas).
L. Rodelli