[Des effets de la Terreur]. Obra política publicada en el año V (1797) y reeditada en 1829 con varias modificaciones inspiradas por sus actividades de liberal militante en la Carta constitucional y ya no adherido a los principios republicanos. El escritor reafirma su fe en los valores históricos de la Revolución francesa, afirmando que ella, salió, incólume de las furias del Terror. Este sólo sirvió para amargar los ánimos, entre víctimas y vencidos de todas clases; pero los verdaderos republicanos son los que sienten el respeto por la ley y el odio por la violencia. El Terror, con sus imposiciones, no consiguió ni siquiera la disciplina del ejército, afirma él, puesto que acostumbró al pueblo a soportar cualquier yugo y, en consecuencia, le hizo indiferente a la libertad e indigno de la misma.
El Terror sirvió a los amigos de la anarquía; su recuerdo sirve hoy a los amigos del despotismo. Es preciso poner un dique a la contrarrevolución y salvar los buenos principios haciéndolos históricamente factibles según el progreso de los pueblos y la dignidad de los ciudadanos. Son famosos en esta obra el elogio de los verdaderos revolucionarios (los girondinos, de ideales sólidos y constitucionales), la cita de «un autor elocuente y célebre» (Mme. Staél por su De la influencia de las pasiones [De l’influence des passions]), y el modo con que Constant, oriundo de Francia, pero suizo de nacimiento, se defiende de la acusación de extranjería. Hay que referir al espíritu de esta obra el Discurso pronunciado en el Círculo constitucional [Discours prononcé au Cercle constitutionnel], en defensa del árbol de la libertad plantado el 30 Fructidor del mismo año V; en él se renueva la fe en los principios de la revolución y en la fuerza de la cultura para la formación política de un país: «si Bonaparte ha hecho temblar a Roma es porque Voltaire precedió a Bonaparte». Son decisivas para el conocimiento del publicista político las peroraciones finales sobre la libertad de imprenta y de pensamiento.
C. Cordié