[Von der Klassification der psychischen Phánomene]. Obra de Franz Brentano (1838-1917), publicada en 1911. Aceptando el punto de vista aristotélico, conocido a fondo por el autor, la obra clasifica los fenómenos psíquicos según la diferente manera cómo se refieren al objeto en su inmanencia. Brentano acepta la división en tres clases: representaciones, juicios y relaciones afectivas (interés, amor). Se preocupa de defender esta distinción particularmente contra todos los que no quieren ver entre representación y juicio ninguna diferencia real. La representación quiere decir simplemente estar presente en la conciencia; el juicio, tener por verdadero o por falso el objeto de la representación. En efecto, también la muy difundida opinión de que el juicio consiste en reunir o en separar en el campo de nuestras representaciones, esto es, que el juicio sea un pensar que pone en relación dos objetos, es criticada por el autor, mostrando que la reunión de sujeto y predicado no es requisito necesario al juicio. Esto lo prueba reduciendo los enunciados categóricos a proposiciones existenciales. Así, pues, la proposición categórica «todos los hombres son mortales» tiene el mismo sentido que la proposición existencial «no existe ningún hombre inmortal». De aquí resulta, por tanto, la imposibilidad de separar el sentimiento de la voluntad, cosa que muchos autores quisieran. Después de examinar y criticar el pensamiento de sus adversarios, como prueba de su aserto, Brentano cita las expresiones «malquisto» («missliebig»), «desagradable» («unliebsam»), «favorito» («liebling»), con las que se pueden aducir buenas razones para catalogar el amor, del que se habla aquí, tanto en el campo del sentimiento como en el de la voluntad.
Por lo tanto, verdadero, bello y bueno, no están en relación con las tres facultades: representación, sentimiento y voluntad, como generalmente se divide, sino que las facultades psíquicas han de dividirse en: representación (bello), juicio (verdadero), sentimiento y voluntad (bien). Aun insistiendo en la necesaria unidad de todos nuestros fenómenos psíquicos, asigna a la representación el primer puesto, el segundo al juicio y el tercero al sentimiento-voluntad, oponiéndose conscientemente a la tendencia voluntarista de la psicología moderna. En el apéndice a la traducción italiana de este libro, tomando de nuevo un motivo desarrollado ya en la Psychologie vom empirischen Standpunkte (1874), define la característica de toda actividad psíquica como la referencia a algo como objeto. «Pero no es necesario que exista el objeto de mi pensamiento, sino que, en el caso de una negación, se excluye expresamente el que exista; el único término necesario de la relación psíquica es el pensador». De aquí sale clara la posición fundamental neokantiana de Brentano (a pesar de que se mantenga opuesto a corrientes todavía más próximas a Kant). Espera poder hallar en una descripción de los fenómenos psíquicos concebidos como pura descripción de la actividad del sujeto, la certeza absoluta sobre la cual fundar la objetividad del saber: por eso se llama «psicologismo» a aquella corriente que tuvo su punto de partida en el pensamiento de Brentano.
A. Biraghi