[Correspondance]. No menos preciosa que las grandes novelas de Gustave Flaubert (1821- 1880) es su Correspondencia, publicada en cuatro volúmenes entre 1887 y 1893, muy aumentada en las sucesivas ediciones, entre las que destaca la «nueva edición aumentada» del editor Conard, en nueve volúmenes (1926-33). Desde su niñez (1830) nos enseña la formación del hombre y del escritor, la génesis de sus obras, y sus ideas acerca del arte. Escasas las vicisitudes exteriores— su viaje a Oriente (1849-51) está señalado en páginas memorables—; el juicio sobre la actualidad política y literaria, agudo y desdeñoso; pobre la parte concedida al amor, a pesar de sus largas relaciones con Luisa Colet, destinadas a terminar de una manera miserable a causa de la incomprensión celosa de su amiga literata. Y la única pasión del escritor, la de la señora Schlésinger (v. Educación sentimental), apenas está aludida.
De manera que la Correspondencia rebosa del otro amor, el del arte; y para los literatos estos volúmenes son un verdadero breviario. De una manera particular interesan a la estética las cartas a Colet, durante la composición de Madame Bovary (1852-56) a las que hay que añadir las de su vejez a George Sand. La íntima unión del pensamiento y de la forma, la belleza en que la verdad se resuelve y se demuestra mejor, la moral como necesaria condición del arte, y no finalidad de él, ideas casi nuevas en Francia, tienen una expresión enérgica y fidedigna en estas páginas, que se pueden colocar junto a las prosas críticas de Baudelaire. Para hacer más interesante esta Correspondencia surge además, el propio escritor, su vida completamente consagrada al arte, castigando con normas de cartujo un temperamento exuberante, puesto que solamente en el arte la vida misma es evitada y se hace más tolerable al pesimismo de Flaubert. Hacia el final un cansancio, una nostalgia de la existencia gastada en la búsqueda de la frase perfecta, acercan y humanizan al autor.
V. Lugli
Ese Flaubert, ese enorme Flaubert, ese puro artista, está lleno de entusiasmo por el arte y al mismo tiempo de escepticismo, de íntima desesperación. (Unamuno)
Si tuviésemos que poner sobre la balanza todas las obras de Flaubert, la sola Correspondencia, puesta en el otro platillo, las superaría a todas en peso: de estarme permitido guardar tan sólo aquéllas o ésta, me quedaría con la última. (A. Gide)
La Correspondance es la sequedad árida de la prosa quemada por un fuego voluntario. (E. Cecchi)