[Det vilde kor]. Conjunto de poemas del noruego Knut Pederson, conocido por Knut Hamsum (1860- 1952). Se publicó en 1904 y señala el final del primer período romántico de la vida de Hamsum. Uno de los sentimientos que más a menudo encontraremos aquí es el del dolor por la juventud perdida — el autor ya tenía cuarenta y seis años cuando escribió estos poemas —, junto con el pensamiento de la muerte, que el poeta ansia dulce y silenciosa, como la noche de otoño, o brusca y súbita: «Dejadme perderme un día imprevisto, dejadme hundirme en el bosque para morir en la espesura donde nadie encuentre mi rastro.» Pero, sobre todo, canta a la vida, al amor, al éxtasis en íntima comunión con la naturaleza. Al rumor de la sangre, que late en sus sienes, responde la música ininterrumpida que asciende de la tierra.
Cuando Hamsum se complace en evocar el centenario enebro que se aferra tercamente a la falda de la montaña, en medio de los vientos y de las tempestades, alude simbólicamente, sin duda, a sí mismo. Pero este estoicismo, un poco amargo, se esfuma en sus composiciones eróticas, de un sensualismo desatado y, en ocasiones, cargado de una suficiencia nacida posiblemente de su orgullo nietzscheano. Es significativo en el romanticismo de Hamsum que haya consagrado un poema a la muerte del pintor Boecklin, típico fustigador de la civilización moderna, y que haya cantado a Byron «un gran señor, un caudillo, un hombre rodeado de fantoches», en oposición al escritor moderno, de espinazo dado a las reverencias, creyente hipócrita, que hábilmente escribe una novela por año. Hamsum termina su poema preguntándose: « ¿Cuándo retornarás, gran herético?»