[Adversus Marcionem]. Obra en cinco libros, el más importante y completo de los tratados polémicos de Quinto Septimio Florencio Tertuliano, apologista cristiano nacido en Cartago, que vivió entre el 155-60 y el 240 aproximadamente. Marción, instaurador de una de las más conocidas y peligrosas herejías que amenazaron a la Iglesia en el siglo II, autor de obras (las principales eran las Antítesis) en las cuales exponía ampliamente las propias doctrinas, y de una reforma del canon de los libros sagrados, al formular su doctrina, partía de aquel concepto dualista de origen oriental en el que había de basarse más tarde la herejía maniquea. Marción consideraba separados y distintos al Dios juez severo del Antiguo Testamento, creador del mundo, del Dios misericordioso y amoroso de los Evangelios; texto sagrado de esta nueva doctrina era el Evangelio (v.) de S. Lucas, purificado de lo que era juzgado como manipulaciones del espíritu judaizante, y diez epístolas de San Pablo.
Sobre esta base, Marción había creado luego toda una moral práctica de carácter ascético. Los tres primeros libros de la obra de Tertuliano contienen una refutación categórica de la teoría de Marción: Dios existe solamente como Dios único, puesto que, aunque se pudiese concebir un Dios distinto como creador del mundo, ¿cómo podría Él haberse revelado al hombre? ¿Cómo Cristo y los Apóstoles de la Iglesia primitiva lo habrían podido conocer? La justicia y la bondad, como atributos divinos, no se pueden separar; la creación misma es un acto de bondad mientras que la severidad contra los culpables no es más que justicia. Tertuliano demuestra que es igualmente absurda la distinción que Marción había establecido entre el Mesías judaico y Cristo, el enviado por la divinidad buena; éste no habría podido darse a conocer y, por otra parte, habría bajado a la tierra solamente después del Mesías para corregir su obra. Concluyendo, diremos que el Cristo que bajó a la tierra, donde asumió una naturaleza real y corpórea, es el hijo del Dios creador, el Redentor, cuya venida estaba anunciada en el Antiguo Testamento y descrita en el Nuevo.
En los dos últimos libros, Tertuliano recurre a un método original que hace honor a su lógica y la caracteriza: usa de los mismos documentos adversarios para demostrar la falsedad de sus doctrinas; de manera que se sirve de la crítica compacta del Evangelio de San Lucas y de las Epístolas de San Pablo escogidas por Marción para demostrar la identidad de Cristo con el Mesías de los profetas, del Dios del Antiguo Testamento con el del Nuevo. Lo que caracteriza el tratado y lo hace superior también a las demás obras polémicas del mismo Tertuliano es el rigor de las deducciones lógicas por medio de las cuales mientras destruye las doctrinas de los adversarios crea las cristianas. Desde el punto de vista formal, esta obra no presenta caracteres que la distingan de las demás de Tertuliano; la discusión es apretada, el estilo siempre vivo, variado, animado, personalísimo; grande es la fuerza y al mismo tiempo la vivacidad que el apologista cristiano sabe introducir incluso en las más abstrusas discusiones teológicas.
E. Pasini