Comedia poética en prosa de Jacinto Grau (n. 1877), publicada en 1919, aunque probablemente compuesta algunos años antes. El autor la calificó de «cuento ingenuo» y consta de dos actos y un epílogo. Corresponde al género dramático del Modernismo; y, aunque en prosa, el vaho lírico que envuelve las figuras y los ambientes se funde con una sonrisa irónica de fina farsa que hace pensar en obras análogas de Valle-Inclán, que a su vez arrancan de motivos de Prosas profanas (v.) de Rubén (especialmente la «Sonatina»). Grau presenta a un rey viudo, «varón prudente y maduro, a las cinco princesas»— sus hijas — «fatuas, lindas y mozas» (Ana María, Isabela, Hortensia, Blanca y Florinda), sin faltar los cinco cortesanos que galantean, floridamente, a las damas; el bufón («jorobado maligno»), el juglar («mancebo airoso»), pajes y «la máscara de un príncipe extranjero legendario».
Los jardines, las palabras embalsamadas de las princesas (cuyos rizos deslumbran al sol), las copas de oro, las reverencias de corte, los espejos, tapices y cortinas de las cámaras reales: todo contribuye, entre melancólico, nostálgico e irónico, a una típica estampa de «Teatro modernista». Como dice, con sus dejos de encanto y misterio, en la escena final, el «Caballero», solo, hay en el juego de princesas, juglar y bufón «toda una mocedad evocada, y un motivo vivo y lejano», así como en el acto II habló de mundo de hadas y de lecho de jazmines de ensueño. La solución esfumada, contribuye a las «medias tintas» de esta delicadísima realización. Para llegar a esta etapa, Grau pasó por la cálida pasión humana de Entre llamas (v.), penetrando en el terreno de nostalgia lírica de Conseja, en el Tenorio otoñal de Don Juan de Carillana (1913).
A. Valbuena Prat