Confidencias, Alphonse de Lamartine

[Confidences]. Volumen de recuerdos que Alphonse de Lamartine (1790-1869) publicó en 1849: la primera de las obras autobiográficas que, por tristes condiciones financieras, se vio inducido a ofrecer a la curiosidad de los lectores en el último período de su vida. Con su prosa musical y poética, donde hechos e ideas se diluyen en la vaporosa imprecisión de sus reflejos sentimentales, evoca el pasado, di­fundiendo al mismo tiempo la suspirante melancolía de su espíritu. Su infancia, trans­currida en la libertad campestre de Milly, cerca de Macón, no conoció las comodida­des de la riqueza, sino las alegrías mucho más preciosas de la familia: un padre que reunía las cualidades del soldado y del pa­triarca, una madre inteligente y culta, de exquisita sensibilidad, que quiso educar a su hijo según los preceptos de Rousseau, una gentil guirnalda de hermanas sencillas y piadosas. Pasados sus estudios en el co­legio de los jesuítas de Belley, donde atra­vesó una breve crisis mística, y esbozado en su país un primer idilio fugacísimo con una muchacha que compartía sus entusias­mos por la poesía de Ossian, partió para un largo viaje por Italia.

Los recuerdos de esta peregrinación culminan en la historia de sus amores con Graziella, historia que, extrayéndola de este volumen, Lamartine publicó luego aparte (v. Graziella). A su vuelta a la patria, se alternan las distrac­ciones y las disipaciones parisienses con la paz de la vida campestre alegrada con la presencia de algún buen amigo, los entu­siasmos de su breve servicio militar bajo la bandera de la restaurada casa borbónica, con la tristeza y el aburrimiento de una existencia ociosa que le perjudicó incluso físicamente, tanto que hizo necesaria una estancia de cura en Aix-les-Bains. En este punto se detienen las Confidencias y se in­serta la novela autobiográfica Rafael [Raphael. Pages de la vingtiéme année (1849)], donde, bajo el disfraz de Rafael, el autor revive la historia de su ardiente y casta pasión por Julia (madame Charles), la jo­ven dama enferma, conocida en Aix, que será luego la Elvira de las Meditaciones (v.). Siguen en 1851 las Nuevas confiden­cias [Nouvelles confidences] con la descrip­ción de otra permanencia en la soledad de Milly, interrumpida por la participación del autor en las dramáticas aventuras de un amigo que purga en las cárceles de Roma su amor por una dama.

El volumen termi­na con la descripción de los círculos pari­sienses reanimados tras la caída del impe­rio y con el retrato de las principales figu­ras de la época: Mme. Staél, Chateaubriand, Joseph de Maistre, Lamennais, Talleyrand, etcétera. Junto a estos tres volúmenes po­demos todavía recordar las Memorias iné­ditas [Mémoires inédites], aparecidas póstumas en 1871. A través de las páginas de la fragmentaria autobiografía, la vida real del autor desaparece a menudo, pero en cambio es captada con ingenua sinceridad la visión subjetiva de su espíritu tierno y ardiente, dulce y triste, nutrido de langui­deces y de sueños. E. C. Valla

Las Confidencias son, en realidad, una novela. (Sainte-Beuve)