Comparación de los Filósofos Aristóteles y Platón, Jorge de Trebisonda

[Comparatio philosophorum Aristotelis et Platonis]. Publi­cado en Venecia en 1523 muchos años des­pués de la muerte del autor, el griego Jorge de Trebisonda (Trapezunzio), nacido en rea­lidad en Creta (1395-1484), es una de las manifestaciones más venenosas de la polé­mica que se encendió en Italia en el si­glo XV, en torno a los dos mayores filósofos de la antigüedad. La polémica fue iniciada por Giorgio Gemisto Pletón (1355-1450) con su obra Diferencia entre Aristóteles y Pla­tón (v.), en que era ensalzado este último. Tres años después de la muerte de Pletón respondió Trapezuncio con un ataque con­tra los platónicos y su maestro. La obra está dividida en tres libros: en el primero se de­muestra, en general, la superioridad de Aris­tóteles, verdadero filósofo, mientras Platón y sus seguidores se deleitan exclusivamente en vanos artificios verbales, sin cuidar de la verdad, para correr solamente tras la forma. El segundo libro se propone demos­trar el acuerdo sustancial entre Aristóteles y el Cristianismo.

Aristóteles, en efecto, sos­tuvo un rígido monoteísmo, mientras Pla­tón, con sus numerosas ideas, permaneció en el ámbito del politeísmo. Así, en Aris­tóteles se puede hallar hasta la idea de la Trinidad, de manera que no ha de causar extrañeza el pensamiento de que puede haberse salvado. El tercer libro es un ataque personal contra Platón y sus seguidores. Pla­tón no es sólo un charlatán; no sólo es la fuente primera de toda herejía, sino que no hay vicio que no se le pueda atribuir, desde el amor hacia los jovencitos, hasta la idea de la posesión común de las mujeres en la colectividad. Los verdaderos compa­ñeros de Platón son, según Trapezuncio, Epicuro y Mahoma. El tercer libro contiene, hacia el final, un interesante capítulo dedi­cado a Pletón, el cual es presentado como una especie de reformador político-religioso, que había profetizado el próximo fin de toda religión revelada y el advenimiento in­minente de una religión universal. A Tra­pezuncio contestaron Perotto, y, con par­ticular eficacia, el cardenal Bessarione en su obra Contra el calumniador de Platón [In calumniatorem Platonis], donde Jorge de Trebisonda no es indicado jamás con su nombre, sino solamente como el «calum­niador».

E. Garin