Catharina D’athayde, Antonio de Macedo Papanga

Poema lírico narrativo del portugués Antonio de Macedo Papanga, conde de Monsaraz (1852-1913), leído en la Universidad de Coimbra en 1880 con ocasión del centenario de Luis de Camóes. Se divide en tres cantos, que a su vez se subdividen en tres partes los dos pri­meros y en cuatro el tercero. Camóes vive en la corte del rey don Juan III, donde se enamora de Catharina d’Athayde, una joven de nobilísima familia, que le corresponde. El confesor, un jesuita, prohíbe a Catharina que continúe amando a Camóes, pero es en vano. Durante una especie de velada lite­raria en el palacio de las Alcagovas, a la cual asiste casi toda la corte, Camóes, que se halla cerca de Catharina, recibe la orden del rey de partir para la India, motivada por haber osado, pobre y humilde como es, amar a una mujer noble y rica. Los amantes se separan dolorosamente y para siempre. Camoes parte, y Catharina queda vencida por la pena, y dos años después muere sin haber podido obedecer a su confesor jesuita, el cual, en el lecho de muerte, le ordena que olvide a su amante. Camoes regresa, pobre, pero con su inmortal poema, en el cual pone todas sus esperanzas. En­cuentra a su madre, ya viuda y reducida a la miseria, y le cuenta todos los sufrimien­tos que ha soportado y le confía sus sueños de amor. Pero la anciana le anuncia la muer­te de la amada, y Camóes sufre una crisis en la que maldice a Dios y a la sociedad, crisis que, no obstante, supera, ayudado por la fe religiosa de su madre. Así, el poeta se consume en llantos y nostalgias, mientras su madre se ve obligada a pedir limosna para ayudarle y la patria llora su ruina por la derrota del rey don Sebastián en Alcazarquivir. El espíritu romántico que infor­ma el poema se deja adivinar con arte exquisito en los motivos de la ausencia, del deseo y de la desolación, y justifica la fama obtenida por el joven poeta entre su gene­ración.

L. Panárese