[Carnevale di Venezia]. Variaciones para violín y orquesta Op. 10 de Niccoló Paganini (1782-1840), que llevan este título porque están construidas sobre el tema de la cancioncilla popular veneciana de ese nombre. Es quizás el más paradójico documento del virtuosismo paganiniano: el violín, afinado medio tono alto, toca en «la» mientras la orquesta acompañante toca en si bemol mayor, procedimiento de instintiva atmósfera «politonal»; el tema, las veinte variaciones y el final, se desarrollan después en una brillante sucesión de virtuosismos, de «trinos», de «cuerdas dobles», de «picchettati» y de «pizzicati». Con evidente rebusca de efectos sorprendentes y con cierto gusto histriónico, Paganini se vale también con abundancia de los «armónicos dobles con eco», transporta las melodías a las regiones más agudas del instrumento y se aprovecha hábilmente de la cantabilidad de la cuarta cuerda. La concentración del puro interés virtuosista es llevada aquí al extremo, con sólo pensar en la insulsa monotonía del acompañamiento con su constante ritmo por tresillos, trazado casi con suma indiferencia a cualquier expresividad musical interior: en el fondo, la actitud y el gusto son los mismos del virtuosismo dominante en el canto de aquella época. El Carnaval de Venecia, que maravillaba al público al tocarlo el «mago» Paganini, hoy se toca raramente, no sólo por sus dificultades técnicas, sino también por la monotonía de un gusto ya superado.
P. Scazzoso