Poesías del portugués Francisco Gomes de Amorim (1827- 1891), publicadas en dos volúmenes en 1858. Composiciones juveniles y sentimentales de sabor romántico, cantan la nostalgia de la patria lejana, la añoranza de la familia y de la infancia, el fracaso de los sueños y de las ambiciones. La mayoría de las poesías de los Cantos Matutinos nacen de este estado de ánimo: «O Desterrado», «Dinheiro», «Meditado», «A Luiza», etc. El poeta vive solo y triste, un silencio de tumba le rodea, ya no se siente de este mundo, se transforma en piedra, desciende a la tierra, donde los gusanos se dirigen hacia él para devorarle. Pero no es en estas exageraciones de la moda poética contemporánea donde se puede reconocer lo mejor de Gomes de Amorim, sino en sus poesías del mar y en las del Amazonas. «As duas fregatas», «O marinheiro», «O Corsario», «A Corveta», etc., hacen del autor el iniciador de la poesía marinera portuguesa y representan un documento histórico de ese género de poesía. Otras once poesías sobre temas brasileños expresan la maravilla extática frente a las bellezas del Amazonas, la admiración casi religiosa por la tierra americana, donde vivió largo tiempo, las tristezas del destierro, la salvaje impotencia y el encanto de la selva virgen, la incandescencia del ardiente desierto del alto Amazonas. No faltan referencias e inspiraciones a la Edad Media, al Oriente y a las tradiciones populares, así como a las empresas históricas de los portugueses y a las de personajes legendarios, de un romanticismo amanerado, donde se repiten motivos desusados y situaciones consumadas, que se renuevan de tarde en tarde con el lujo decorativo de descripciones ambientales de colores encendidos y violentos. En conjunto, los Cantos Matutinos son composiciones que no llegan a mediocres, pero sencillas y correctas, llenas de dulce melancolía en los escenarios y paisajes descritos, por lo que se leen fácilmente y no sin cierto placer.
L. Panarese