Cancionero de Jorge Manrique

Colección de poesías del poeta español Jor­ge Manrique (14409-1478) que consta de unas cincuenta composiciones. Una sola composición, las Coplas a la muerte de su padre, valió a Jorge Manrique lugar de pri­vilegio en la historia de la lírica española. Fuera de ella, sus otras poesías «no tienen nada que sustancialmente las distinga de los infinitos versos eróticos que son el fon­do principal de los Cancioneros». Sin em­bargo, este juicio de Menéndez Pelayo tan poco favorable fue atenuado, en parte, por este mismo autor aceptado por la crítica posterior, que vio en la lírica menor de Jorge Manrique muchos de los elementos que alcanzaron forma definitiva en las Co­plas.

Esto ocurre en su Castillo de Amor, artificioso poema de carácter alegórico, y en otras composiciones en las que el taedium vitae y la muerte amenazadora son los temas nunca olvidados (pues, Muerte, ve­nid, venid, / a mi clamor trabajoso, / y matad y concluid / un hombre tan eno­joso», dice una vez; y en otra ocasión: «no tardes, muerte, que muero; / ven, porque viva contigo; / quiéreme, pues que te quie­ro, / que con tu venida espero / no tener guerra conmigo»). Este «dolorido sentir» es una nota diferencial —por lo mantenida — en Manrique, fuera de ella, su poesía eró­tica participa del alambicamiento propio de la época, aunque algún poema merezca destacarse por sus aciertos parciales («assi me vine a perder / por me querer igualar / en amor con el Amor»), por la ingeniosi­dad expresiva (Yo callé males sufriendo), por cierta dignidad conceptual (Es amor fuerza tan fuerte) o por la emoción de su sentimiento (Ve, discreto mensajero). Al­guno de estos poemas viene siendo recor­dado por su ternura y suavidad, como el que empieza Vos come tristes traición. No son desdeñables ni por su técnica, ni por sus temas, unas cuantas composiciones — con acrósticos y otros recursos — dedicadas a su esposa. Junto a estas notas de renun­cia y de amor, han de citarse algunos motes que tuvieron buena andanza entre los poetas de su tiempo y, como contraste, un par de composiciones burlescas.

M. Alvar