Calila y Dimna

[Kallla wa-Dimna]. Célebre recopilación de apólogos, de origen hindú, pero difundidos en el Oriente mu­sulmán y cristiano y en el Occidente a tra­vés de una versión del sánscrito en pehlevi o persa medio (siglo VI) y de éste al árabe (siglo VIII). La versión árabe puede considerarse como el arranque de la sucesiva fortuna del libro. El primitivo original hin­dú fue escrito por un brahmán en un pe­ríodo que va del siglo IV al VI, sin duda en Cachemira; una redacción posterior sáns­crita de este texto es el famoso Pancatantra (v.) que contiene las «cinco historias», núcleo fundamental de todas las elabora­ciones sucesivas: «El león y el toro; La paloma y los animales amigos suyos; Los búhos y los cuervos; El mono y la tortu­ga; El asceta y la mujerzuela». El Pancatantra fue traducido al persa medio por orden del rey sasánida Cosroe Anusharwán (531-572) y de esta versión, hoy per­dida, el persa arabizado Ibn al-Muqaffa hizo en el siglo VIII su famosa elaboración árabe, de la cual dependen más o menos directamente infinitas traducciones y ela­boraciones: neopersas, sirias, bizantinas, la­tinas, hebreas, españolas, italianas, turcas, armenias, etc. que aquí no es posible ni siquiera citar parcialmente. El Calila y Dimna árabe va precedido de cuatro intro­ducciones, la más importante de las cuales, que ciertamente existía ya en el original pehlevi, es una autobiografía del médico persa Burzoe, a quien se atribuye la ver­sión de la obra del sánscrito al pehlevi. Este capítulo ofrece extraordinario interés por la crisis espiritual allí descrita, con cier­to escepticismo hacia toda religión revelada y la introducción de ideas budistas en la última parte. En el primer capítulo de la obra propiamente dicha comparecen los cha­cales Kalila y Dimna, que han dado nom­bre al libro. El segundo de ellos, por en­vidia malvada, siembra la cizaña entre el león y el toro que se han hecho amigos y, acusando falsamente al toro de pretender quitar la vida al león, induce a éste a matarlo. El segundo capituló árabe, que falta en los originales hindús y se considera aña­dido por Ibn al-Muqaffa por escrúpulos morales, describe «El proceso de Dimna», cuyo fraude se descubre demasiado tarde; trata en vano de eludir el castigo, con so­fismas y apólogos, y al fin es muerto por el león. A los tres capítulos sucesivos de la historia hindú original (cada uno de los cuales exponía un apólogo de animales independiente) la redacción pehlevi añadió otros siete también de origen hindú, uno de ellos incluso de franco matiz budista; Ibn al-Muqaffa, además del proceso de Dimma, incluyó otro capitulito, sin duda también suyo, añadiendo además las cuatro introducciones; la redacción árabe de la obra cuenta, pues, con un total de dieciocho capítulos. Cada una de estas historias encierra otras, introducidas en general para dar ejemplo de una frase, una comparación o un símbolo; el elemento narrativo está subordinado al sentencioso, con el fin de enseñar a príncipes y hombres de mundo. Por lo común, la moral que presentan estos apólogos es más utilitaria que ética, más de inteligencia y destreza que de corazón; curioso contraste con ella, que proviene en último análisis de concepciones brahmánicas, forman los elementos budistas con su amarga concepción de la vida y la austera costumbre ética adecuada. No puede en general hablarse de «caracteres» de los animales u hombres que aparecen en la acción, salvo sin duda en el caso del chacal Dimma, que en la primera historia, pero más aún en la segunda añadida por Ibn al-Muqaffa, aparece como el verdadero tipo de malvado y redomado sofista. Una traducción poco conocida del Calila y Dimma es la de M. M. Moreno (Sanremo, 1910). Entre las lejanas influencias de la obra en la literatura italiana, figuran La filosofía moral [La moral filosofía] y los Tratados diversos del indio Sendebar [Trattati diversi di Sendebar indiano] de A. F. Doni (Venecia 1525) así como Primera Redacción de los discursos sobre los animales (v.) de A. Firenzuola la historia hindú original (cada uno de los cuales exponía un apólogo de animales in­dependiente) la redacción pehlevi añadió otros siete también de origen hindú, uno de ellos incluso de franco matiz budista; Ibn al-Muqaffa, además del proceso de Dimna, incluyó otro capitulito, sin duda también suyo, añadiendo además las cua­tro introducciones; la redacción árabe de la obra cuenta, pues, con un total de die­ciocho capítulos. Cada una de estas historias encierra otras, introducidas en general para dar ejemplo de una frase, una comparación o un símbolo; el elemento narrativo está subordinado al sentencioso, con el fin de enseñar a príncipes y hombres de mundo. Por lo común, la moral que presentan estos apólogos es más utilitaria que ética, más de inteligencia y destreza que de cora­zón; curioso contraste con ella, que pro­viene en último análisis de concepciones brahmánicas, forman los elementos budis­tas con su amarga concepción de la vida y la austera costumbre ética adecuada. No puede en general hablarse de «caracteres» de los animales u hombres que aparecen en la acción, salvo sin duda en el caso del chacal Dimna, que en la primera historia, pero más aún en la segunda añadida por Ibn al-Muqaffa, aparece como el verdadero tipo de malvado y redomado sofista. Una traducción poco conocida del Calila y Dim­na es la de M. M. Moreno (Sanremo, 1910). Entre las lejanas influencias de la obra en la literatura italiana, figuran La filosofía moral [La moral filosofía] y los Trata­dos diversos del indio Sendebar [Trattati diversi di Sendebar indiano] de A. F. Doni (Venecia, 1525) así como Primera redacción de los discursos sobre los animales (v.) de A. Firenzuola (1548).

F. Gabrieli

*       El texto árabe fue traducido directa­mente al castellano hacia 1251 por encargo del entonces infante y después rey Alfon­so X el Sabio. La versión española acentúa el concepto de moral práctica y utilitaria de la recopilación original, cuyo título re­pite El libro de Calila e Dimna. Además del episodio de les dos chacales figuran en ella los apólogos: «El búho y los cuer­vos», «El religioso que tira al suelo la manteca y la miel», después de haber fan­taseado sobre lo que haría con el dinero que sacase de su venta — uno y otro recogidos más tarde por Juan Manuel en su Conde Lucanor (v.); luego «El mono y la tortu­ga», «El asceta y la mujerzuela», «El gato y el ratón», etc. Son cuentos que alcanzan gran difusión en la literatura moderna euro­pea. Pero no a través de la antigua versión española, sino de la versión latina de Giovanni da Capua, que dependía a su vez de una traducción hebraica del mismo texto árabe de Ibn al-Muqaffa. La lengua de Calila e Dimna es la característica de la prosa romance en el período de sus orí­genes: sencilla, clara, reunida en períodos que proceden por coordinación y con sin­taxis abierta; pero donde las ideas se yux­taponen hasta darnos una clara idea del asunto, transparente para el pensamiento y captado en su esencia como acto vital. La importancia filológica del texto es similar a su importancia histórica, como testimo­nio de los intercambio^ culturales que, en la España del siglo XIII, se efectuaban entre el mundo árabe y el mundo cristiano (v. también Stefanites e Icnelates). [La mejor edición de La antigua versión caste­llana del Calila y Dimna, cotejada con el original árabe de la misma es la de José Alemany Bolufer, publicada por la Real Academia Española (Madrid, 1915)].

M. Casella