[Le román de Brut o Geste des Bretons]. Largo poema compuesto en 1155 por Wace (alrededor de 1110-1175) poeta normando, natural de la isla de Jersey, instruido en Caen como «clérigo lector» y después canónigo en Bayeux, autor de otros varios poemas y leyendas de santos en verso francés. Es una traducción de la Historia de los reyes de Bretaña (v.), pero libre e inteligente, en que el autor explica lo que Godofredo de Monmouth había dicho oscuramente, añadiendo u omitiendo, conciliando las contradicciones, y sobre todo procurando por todos los medios dar vivacidad a la narración. Su título deriva del troyano Bruto, imaginario héroe epónimo de los británicos. En lo referente al rey Artús (v.) y sus guerreros, Wace es el primero que nos habla de la Tabla Redonda en torno a la cual Artús hacía sentar a sus caballeros «todos honradamente y todos iguales. Ninguno de ellos se podía alabar de sentarse más alto que sus iguales». Wace compuso su poema para la famosa reina Eleonora de Aquitania, que fue primero reina de Francia y después de Inglaterra; el Román de Brut es el primer texto francés de la materia de Bretaña que ha llegado hasta nosotros.
C. Cremonesi
* El Román de Brut de Wace fue refundido en el poema Brut, escrito alrededor del año 1200 por el sacerdote Layamón, en versos aliterativos con los que alternan, por primera vez en la poesía inglesa, dísticos rimados de longitud desigual. El poema es la primera versión vulgar de la época («middle English»). El título está en lugar de Brutus; y Layamón refiere fielmente, como antes Wace, la curiosa leyenda según la cual un Bruto, sobrino segundo de Eneas, había sido el fundador de la estirpe de los britanos. Lo más digno de ser notado en este poema es que Layamón, de pura cepa sajona, parece sentir un vivo placer en narrar las luchas de los britanos contra los opresores sajones, declarándose fiel partidario de los primeros. Esta circunstancia (sobre la cual se apoya la hipótesis de que, en sus diatribas contra los opresores sajones, el poeta reflejaba también sus sentimientos y los de sus conciudadanos para con los normandos invasores) confiere particular importancia histórica al poema, a través de cuyo lenguaje se advierte claramente la perfecta fusión alcanzada, en aquel tiempo, entre sajones y britanos. Las adiciones de Layamón a la narración de Wace, son poco numerosas, y se refieren casi todas a la leyenda del rey Artús que se muestra enriquecido con ciertos pormenores, sobre todo de carácter fantástico, ignorados por sus predecesores. Entre éstos es notable la descripción de la muerte de Artús, el cual dice: «Quiero irme a Avalón junto a la más bella de todas: la reina Argante que curará mis heridas… Volveré después a mi reino y viviré con mis britanos con gran alegría». Mientras estas palabras salen de sus labios, llega sobre las olas del mar una pequeña embarcación «que trae dos damas de bellísimo aspecto. Toman a Artús y parten con él: así se cumple la profecía de Merlín y todavía esperan los britanos el regreso de Artús». En el Brut de Layamón se narran por primera vez las leyendas del Rey Lear (v.) y de Cimbelino (v.), que, entre otros, inspiraron a Shakespeare. Lo que el poeta refiere son las descripciones de batallas; los refinamientos del cortesano Wace no le satisfacen; una especie de furor atávico parece a veces revestir los rudos versos de este sacerdote guerrero.
L. Krasnik