[Baílate]. Con los Madrigales y las Cacerías (v.) son las mejores poesías del agudo cuentista florentino Franco Sacchetti (1330—1400). La mayor parte de ellas — algunas decenas — carecen de interés artístico; y son las que tratan de materias morales, o de amor, pero con un tono demasiado elevado, serio o quejumbroso para las fuerzas del poeta, que no es por cierto autor a lo «dolce stil nuovo». Algunas son muy breves (una sola estrofa y la «ripresa») y otras largas por demás; algunas acompasadas, otras saltarinas, con rimas agudas (verdaderos juegos literario-musicales para baile de candil); otras muy «bien llevadas» formalmente pero sin la menor esencia poética, y algunas centelleantes de alguna luz artística. Pero unas diez de ellas son frescas y vivas como los mejores Madrigales y Cacerías (sobre todo «O vaghe montanine e pastorelle»). Es un diálogo muy gracioso entre el poeta, que quisiera verlas rodeadas de fortuna, y estas bellezas montañesas que defienden la dulzura de su vida pastoril, tanto que el poeta llega a la conclusión que, si fuera más joven, se haría pastor para gozar con ellas: «y ahora diría: Biondella!, y ahora: Martino!, / yendo siempre donde fueran ellas» [«ed ora direi: Biondella! ed or Martino! / seguendo sempre dove andasson elle»]. J
unto a ésta, que es la mejor, se deben poner las dos que cantan la dulce lucha de una hermosa campesina con los espinos que amorosamente le han aprisionado los cabellos («Innamorato pruno», ágil en poner fin a «ramorosa battaglia», y «Mai non saró contento immaginando», un poco más pesada, pero bonita); o las dos de tono muy diferente, dirigidas a las viejas que ponen en guardia con despecho a las amorosas campesinas contra las cadenas del amor: «Entre el buey y el asno y las ovejitas» [«Tra il bu’ e l’asino e le pecorelle»], en la cual, con fresca argucia, se encuentran dos agradables pastoras y el espantoso «basilisco» que las vigila («la vieja llega y mueve las mandíbulas» [«la vecchia giunge e mena le mascelle»]; y la otra «Vieja hembra tiene naturaleza de diablo» [«Di diavol vecchia femmina á natura»]), únicamente escrita para hablar mal de las viejas, feas y malas. Una larga balada se distingue de las otras por su carácter extraño y porque es como «la balada de las baladas» de este poeta; el cual, obligado a cantar, sin tener deseo de ello, cede, pero le sale una extraña invectiva, a lo provenzal, contra quien no merece seguir en juego y una más extraña, con voces de animales («cucuricú», «cocó», «cracrá», «cuacuaricuá», etc.), que el coro repetía entre carcajadas y estruendo. Muchas de las baladas y de los madrigales de Saccheti han tenido la armonización musical de geniales músicos contemporáneos de la «ars nova florentina», como Nicola del Preposto y otros.
A. Chiurlo