Baladas de Platen

[Balladen]. Sin con­tar las «juveniles», que August von Platen- Hallermünde (1796-1835) rechazó, quedan baladas y romanzas compuestas entre el 1818 y el 1833, todas de asunto histórico o le­gendario. Las más famosas son «El pere­grino ante Yuste» [«Der Pilgrim vor St. Just»] y «La tumba en el Busento» [«Das Grab im Busento»]. La primera nos narra que Carlos V en la cumbre de su grandeza se retira a morir en un viejo con­vento de Extremadura; la segunda nos cuen­ta que la tumba de Alarico fue excavada por los godos en el lecho del Busento, para que no pudiera ser violada por los romanos. Siguen después «La muerte de M. A. Caro» muerto por el rayo, en la guerra contra los partos; «Harmosan» que con la astucia, atando a Ornar a su palabra, se salva de la muerte; «Luca Signorelli», que, antes de dejarle enterrar, quiere sacar el retrato del hijo asesinado; «Zobir», el guerrero maho­metano que rechaza a la muchacha cris­tiana que le ha tocado como premio por la victoria; «Gambacorti y Gualandi», un epi­sodio de las guerras intestinas italianas del siglo XV; «Alexius», el lamento del hijo de Pedro el Grande, acusado de alta trai­ción y arrebatado del suave encarcelamien­to de Castel Sant’Elmo; el «Viejo gondole­ro» [«Der alte Gondolier»] que llora el tra­tado de Campoformio y los tesoros arran­cados por Napoleón a su Venecia. Todas estas baladas tienen fuerza evocadora, va­riedad y delicadeza de ritmo, y en especial, trazos característicos que señalan una época y definen una figura. Cuando Zobir, al re­chazar a la princesa cristiana que le corres­ponde y a cuyo padre ha matado, exclama: «Yo he combatido por mi Dios y su santa ley. En cuanto a ti, llora a tu padre y odia a Zobir»; cuando Luca Signorelli ter­minado el retrato del adolescente ordena a los monjes: «Y ahora llevadlo a la sepul­tura»; cuando Otón III, muriéndose a los veinte años, frente a Roma, recuerda la tumba de Carlomagno que hizo descu­brir para tocar su laurel, sentimos el gran hálito del pasado que nos roza, sentimos que la historia se convierte en epopeya. Junto a la balada legendaria de Goethe y de Bürger, la balada histórica de Platen ocupa un lugar notable en el desarrollo de la lírica alemana.

A. Allason