[Aventures de Jéróme Bardini]. Aparecida en 1930, esta narración de Jean Giraudoux (1882-1944) se nos presenta como una especie de cansada réplica, a ocho años de distancia, del tema de Sigfrido y el Lemosín (v.) despojado de toda interferencia política, aunque no privado de las consabidas notas epigramáticas sobre las costumbres contemporáneas y sobre curiosos aspectos de la psicología de nuestro tiempo. Se trata una vez más del problema de la doble personalidad, situado en una atmósfera no menos aventurera, pero más común y fácilmente inserta en el acostumbrado motivo de la «evasión»; evasión que esta vez no se realiza hacia un mundo ficticio e imaginario, sino que se concreta en una serie de verdaderas aventuras. Un tranquilo empleado, tras un considerable número de años de vida absolutamente regular, como si obedeciese a una profunda y misteriosa llamada, una hermosa mañana desaparece abandonando a su mujer: se convierte en otro, en un hombre lanzado a una carrera llena de novelescas ocasiones que logra disfrutar con desconcertante facilidad, en viaje por el mundo y precisamente por el tumultuoso mundo de América del Norte. Sin embargo, se cansa pronto de estas agradables novedades y torna, como Sigfrid-Forestier, a su primitivo destino. Desde cierto punto de vista, estas Aventuras y Bella (v.), son los dos libros más realistas de Giraudoux y también los menos logrados. Asimismo el estilo parece más árido, menos rico de libre invención, y más forzado.
M. Bonfantini