Nació en Münster (Westfalia) el 29 de julio de 1874 y murió el 1.° de septiembre de 1915 en Rusia, donde combatió como comandante de la reserva. Formado en Aachen, ingresó en 1893 en la administración postal; en 1909 doctoróse en letras en la Universidad de Halle. Contrajo matrimonio con la escritora Else Kraft. Vivió sucesivamente en Brema y Berlín. Hacia 1912 se fue definiendo su original estilo poético, que le valió la reprobación y la ironía cruel de la crítica y la opinión pública. Sin embargo, viose atendido y encontró posibilidades de publicación en el círculo artístico berlinés «Der Sturm», fundado por Herwarth Waiden. En la revista Der Sturm aparecieron sus composiciones líricas, reunidas luego por el autor en los sobrios libritos Tu [Du], integrado por poesías amorosas, y Gotas de sangre [Tropfblut], poesía de guerra. Sus dramas fueron publicados en fascículos especiales por la casa editorial Sturm. Recientemente vio la luz una colección de piezas líricas titulada Tu sonrisa llora [Dei Lächeln weint, 1956], con una introducción de Inge Stramm.
Entre los textos dramáticos de nuestro autor cabe mencionar Los estériles [Die Unfruchtbaren], Fuerzas [Kräfte] y Sancta Susanna, obra a la que puso música Paul Hindemith. Entre los expresionistas Stramm fue el experimentador más genuino del período inmediatamente anterior a la primera Guerra Mundial, durante el cual se produjo una revolución en las formas de la poesía. Mediante la más extrema concentración de la palabra, completamente reducida a sí misma, y en una especie de estilo poético telegráfico, procuró devolver al idioma la lozanía del acento original. Con ello hizo en la poesía lo que llevara a cabo en el arte plástico abstracto el círculo «Der Sturm». Su lenguaje lírico y dramático no reproduce ambientes e imágenes, antes bien, trata de expresar principalmente los transportes internos por medio de radicales abreviaciones, en el éxtasis del grito y del balbuceo. Según él, la palabra no debe ser en sí misma sino sentido y sonido. De esta suerte desaparecen la gramática y la lógica normales, y la poesía «se manifiesta» únicamente a través de sones, ritmo y signos, que ofrecen pequeños fragmentos de imágenes.
Con la producción de Stramm alcanza su punto culminante la tendencia del expresionismo a disolver todos los vínculos de los ámbitos lingüístico y sentimental, y a elevar a un nivel absoluto todas las cosas, transformadas en gestos expresivos patéticamente estáticos y abstractos. En la seriedad de su propósito artístico el autor alcanza los límites de la parodia dadaísta. Aunque el intento pueda considerarse fracasado, los resultados del experimento y el programa poético en cuestión han repercutido en la lírica internacional más reciente, y, en Alemania, en la obra de Gottfried Benn y de Paul Celan entre otros.
F. Martini