Constituyen el género literario más característico del periodista aragonés Mariano de Cavia (1885- 1920), que figuró en las redacciones de El Imparcial, El Sol, La Ilustración Española y Americana, etc. Algunos de estos artículos fueron recogidos en libros, publicados en vida del autor — como Azotes y galeras (1891), Salpicón (1892) — o muerto éste: Limpia y fija (1922, con prólogo de Adolfo Bonilla y San Martín), Chacharas (1923, con prólogo de Ortega Munilla). Los artículos de Mariano de Cavia son de muy variada temática y se caracterizan por la nota satírica, desenfadada, y el ingenio expresivo. Cultivó la sátira política —anticanovista, como Clarín—, trató temas literarios y musicales — sobre los médicos comediógrafos como Vital Aza, sobre Chueca comparado con Offenbach —, temas de la más dispar actualidad — Jack el Destripador, Higinia Balaguer, la guerra de Marruecos— y muy frecuentemente, temas taurinos y gramaticales. Usó los seudónimos de «Sobaquillo», para sus crónicas taurinas, y el de «Un chico del Instituto» para sus artículos de crítica gramatical, dirigidos generalmente contra los que él llamaba «galicursis» y «tontineologistas». Algunos artículos periodísticos de Mariano de Cavia obtuvieron extraordinaria resonancia, como la crónica sobre un fingido incendio del Museo del Prado, que sirvió para que las autoridades adoptasen medidas de precaución. En algunos casos, los artículos equivalen a verdaderos cuentos (v. gr. «Historia de un brillante» y «Puré de Werther», 1887).
M. Baquero Goyanes