Arlequín o Las ventanas, Ferruccio Busoni

[Arlecchino oder die Fenster]. Capricho teatral en un acto, música y libreto del compositor ita­liano Ferruccio Busoni (1866-1924), repre­sentado en Zurich en 1918. La acción se desarrolla en Bérgamo, patria de Arlequín (v.). Para librarse de Ser Mateo, sastre presumido y literato, incansable lector de la Divina Comedia, Arlequín, que corteja a su mujer, le hace creer que la ciudad ha sido invadida por los bárbaros; después rea­parece disfrazado de capitán encargado del reclutamiento y le alista, mientras entran en escena el Doctor y el Abate que, a la noticia de la invasión enemiga, se refugian en la taberna. Entre tanto Colombina, es­posa abandonada y celosa de Arlequín, aun alabándose de ser absolutamente fiel a su marido, cede a las palabras encantadoras del bello Leandro. Arlequín descubre a los amantes, hace caer a Leandro con su espa­da de madera y corre a reemprender el amoroso diálogo con la mujer de Ser Ma­teo. Pero Leandro no ha muerto; se pone en pie cuando el Doctor y el Abate tratan de cargarlo sobre una carretilla. Y Arle­quín, dominado todo rencor, permite filo­sóficamente a ambos amantes que se ale­jen: por su cuenta, prefiere quedar libre, sólo fiel a sí mismo, sin inclinarse ante nadie.

El asunto, por su contenido irónico y satírico, estaba especialmente adaptado a la vena humorística de Bussoni, que lo trató con sutil sensibilidad caricaturesca, divirtiéndose sobre todo en copiar los gi­ros de las antiguas y desusadas formas del melodrama italiano. Busoni revela sobre todo este espíritu mordaz al tratar la figu­ra de Leandro, el tipo clásico del enamo­rado que para expresarse necesita acompañarse con el laúd o la guitarra: la sátira llega a la cumbre en la serenata de Lean­dro, que, a diferencia del resto del libro, escrito por Busoni en alemán, tiene letra italiana, y en el cuarteto entre Leandro resucitado, Colombina, el Abate y el Doc­tor; mientras se desarrolla con una filoso­fía más amarga y humana el epílogo reci­tado por Arlequín, que lanza un himno al mundo y al amor libre. Arlequín no canta nunca (en la primera representación fue interpretado por el incomparable actor dra­mático Alessandro Moissi) y unas veces es personaje de la obra, y otras se arranca de la acción escénica para dirigirse al público filosofando o comunicándole las considera­ciones del autor.

L. Fuá