Apología Pro Vita Sua, John Henry Newman

Obra del teólogo inglés John Henry Newman (1801- 1890). En enero de 1864 Charles Kingsley, en una recensión publicada en el «Macmillan’s Magazine», acusaba brutalmente al clero católico, y en particular al padre Newman, de insinceridad. Después de unas cuantas escaramuzas entre acusado y acu­sador, vieron la luz, en mayo del mismo año, las siete partes de la primera edición de la Apología. Herido en lo vivo por la acusación, Newman, tras madura delibera­ción, había decidido contestar. Su respues­ta, a pesar de que el autor no tuviese nada escrito acerca de la evolución de sus opi­niones religiosas, saca de sus recuerdos la documentada historia de su alma por el camino de su ardiente antianglicanismo, ayudado de nobles intenciones y vastos estudios, hacia su ardiente catolicismo, en el cual se aplacan todos sus tormentos, y su vida intelectual se ensancha por los nuevos campos donde se afirma cada vez más fuertemente la verdad recuperada.

Sa­bemos por su diario que Newman, redactó en trece horas seguidas la tercera parte, y dedicó veintidós horas sin interrupción a la quinta. Pero la obra, en su edición defi­nitiva, está libre de todo resentido acento polémico. El lector, a pesar de tener que seguir minuciosamente las «opiniones» del escritor, se siente transportado fuera de todo personalismo, siente la proximidad de la verdad pura que Newman había alcan­zado y servido con altura de miras serena y a la vez ardiente, durante veinte años, al final de los cuales, nadie hubiera debido atreverse a lanzar una acusación tan bru­tal. El mismo historiador Froude, en la re­censión de un libro, sobre el que Kingsley había iniciado la polémica, reconoció la elevación del acusado y no ocultó su des­aprobación por los métodos del que, ade­más, era su amigo. La Apología ‘se abría, en la primera edición de 1864, con dos par­tes que explicaban la polémica y el origen de su autobiografía.

Suprimidas estas partes en las ediciones posteriores (sólo algunos extractos quedan en ellas), en las restantes partes se insertan, en cinco capítulos, la «Historia de mis opiniones religiosas hasta el año 1833,… desde 1833 a 1839,… de 1839 a 1841,… de 1841 a 1845», para dar a la última parte el título de «Posición de mi espíritu en 1845». Siguen para completar lo expuesto, algunos documentos y notas muy interesantes, como la que trata del «Liberalismo», la referente a la «Iglesia An­glicana» y la dedicada a «Mentira y Equí­voco». La Apología se cita a menudo junto a las «Grandes Confesiones», pues tal es el tono, en los períodos más graves de la humanidad de ciertas autobiografías. Ates­tigua no sólo el desarrollo de un alma has­ta alcanzar su plena madurez espiritual, si­no también el comienzo del renacimiento católico de la Inglaterra del siglo XIX, al cual el propio Newman, en un memorable discurso, calificó de «segunda primavera».

A. Castelli