Un gran número de problemas y de enigmas envuelve el nombre de un escritor eclesiástico del siglo IV que se ha aproximado más a nosotros desde que en 1876, C. Bloridel publicó una obra suya con este título: Apocrítico o Monógeno de Macario de Magnesia. La obra estaba tomada de un manuscrito existente en Atenas por aquel tiempo, y hoy perdido, que se remontaba al siglo XV o XVI. Hoy designamos esa obra con el título de Apología contra los griegos, pero en realidad el título del manuscrito es el que nos daba Blondel. El título actual responde, sin embargo, mejor a la materia de la obra, que es toda ella una confutación de las acusaciones corrientes en el tardío mundo pagano de la época neoplatónica contra el Cristianismo. El autor, Macario de Magnesia, se refiere en particular a un escrito anticristiano del cual Duchesne en una «Memoria» publicada en 1878 dijo que bien pudiera ser la obra perdida Philalethes de Hierocles, gobernador de Bitinia entre el 307 y el 310, ya impugnada por Eusebio de Cesarea. A un año de distancia de Duchesne, Wangemann expresó su opinión de que la confutación de Macario más bien parecía dirigida contra los quince libros dictados por el filósofo neoplatónico Porfirio para combatir a los cristianos. Adolfo von Harnack, con mayor verosimilitud propuso que tal vez Macario no se había puesto a confutar la gran obra de Porfirio, sino una síntesis anónima de ésta, que ya debía de estar en circulación en el siglo III. La obra de Macario sirvió también a von Harnack precisamente para reconstruir, en algunas de sus líneas y especialmente en la parte consagrada a la crítica del Nuevo Testamento la obra perdida de Porfirio.
E. Buonaiuti