[Andrea of Hungary]. Junto con Juana de Nápoles [Giovanna of Naples] y Fray Ruperto [Fra Rupert] forma una trilogía dramática, obra del poeta y ensayista inglés Walter Savage Landor (1775-1864), publicados los dos primeros en 1839 y el tercero en 1840. Se trata del matrimonio de Andrés, hermano del rey Luis de Hungría, con Juana, reina en Nápoles, en el siglo XIV; de su asesinato durante la ceremonia nupcial por las intrigas del fraile húngaro Ruperto; de la acusación a Juana de haber causado la muerte de su marido. Los enemigos de Juana consiguen derribarla del trono. Al fin, Fray Ruperto es reconocido por todos como culpable. Puede decirse que los tres dramas, más que una larga «conversación imaginaria», son una verdadera novela de aventuras históricas en verso, con todas las redundancias de la novela, si se considera esta obra desde el punto de vista dramático. Algunas veces el desarrollo es teatral, otras, en cambio, parece el de una novela de Scott o de Dumas padre puesta en verso y en el que la narración está sustituida por la acción.
A. Camerino
* El tema tiene una rica tradición literaria en Hungría. Además de muchas «lamentaciones» populares, el episodio revive también en Toldi (v.) de Janos Arany, que evocó como gran poeta la guerra punitiva desencadenada contra Juana por Luis el Grande, rey de Hungría, para vengar la muerte de su hermano.
* Es también notable la tragedia Andrés y Juana [Endre és Johanna] del húngaro Jenó Rákosi (1842-1929), representada en 1885. Rákosi dio al tema un nuevo aspecto, imaginario, muy distinto del de Brantóme y de Montaigne que atribuyeron la tragedia a un motivo fisiológico. En la tragedia húngara los novios, aunque están ligados por un estrecho parentesco, no se conocen personalmente. Endre salva a Johanna de la brutalidad de un admirador pueblerino, un pescador napolitano, que trata de violarla cuando ella se mezcla a la multitud que baila. Dicho acontecimiento quita a Endre toda confianza en el carácter de Johanna, que, por su parte, queda estupefacta ante la austeridad moral del novio. Así se perfila la oposición de dos concepciones de la vida humana, oposiciones destinadas a un final trágico en dos individualidades tan apasionadas e hipersensibles. La Corte napolitana considera al Angió húngaro como a un intruso y los admiradores de Johanna hacen todo lo posible para librarse del rival. Astutamente siembran la discordia entre los reales esposos y Johanna llega a un punto en que no sabe resistirse a los descontentos, quienes traman una conjura para suprimir a Endre. Pero en Johanna el amor no se ha apagado del todo y en el último momento se vuelve a sentir atraída por su marido; demasiado tarde para detener a los asesinos que estrangulan al príncipe. Las últimas palabras de la escena de reconciliación: «Pobres de nosotros, Johanna, que tontamente hemos destruido nuestra felicidad», expresan el sentido de esta tragedia psicopatológica. El dramaturgo concibió más humana y comprensible la figura de Johanna, que tenía tonos muy sombríos en la tradición literaria húngara.
G. Hankiss