Primera colección de «composiciones en verso escritas por americanos» en el siglo XIX (1846). El colector, aunque en la publicación no dio su nombre, fue Juan María Gutiérrez (1809- 1878), poeta y polígrafo argentino considerado el fundador de la historia literaria de su patria. La antología se publicó en Valparaíso, donde vivía expatriado entonces Gutiérrez, por la Imprenta del Mercurio. Primeramente consistió en trece entregas cuya publicación se extendió entre los meses de febrero de 1846 y junio de 1847. La obra contiene, ordenados alfabéticamente, 53 autores y en total 455 composiciones. El prólogo de «los editores», de la pluma de Gutiérrez, es una profesión de fe americanista en la poesía. Encabeza la colección la Alocución a la poesía, publicada por primera vez en Londres por el venezolano Andrés Bello en el Repertorio americano el año 1823. El compilador se valió de los periódicos, hojas sueltas, noticias y raros libros que pudo alcanzar en un tiempo de difíciles comunicaciones literarias entre los países del continente. Figuran 13 argentinos, 11 mejicanos, 6 uruguayos, 5 chilenos, 4 cubanos, 3 venezolanos, 3 bolivianos, 3 peruanos, 3 colombianos, 1 ecuatoriano y 1 centroamericano.
La poesía seria se mezcla con la festiva, los cantos líricos a las glorias de la Independencia como el del ecuatoriano José Joaquín Olmedo A Bolívar, el del argentino Esteban de Luca A la libertad de Lima o el del argentino Juan Cruz Varela al Triunfo de Ituzaingó, o poemas extensos como La agricultura de la zona tórrida (v.) de Andrés Bello, La cautiva (v.) de Esteban Echeverría, los Diálogos patrióticos del uruguayo Bartolomé Hidalgo y la leyenda El campanario del chileno Salvador Sanfuentes, con las poesías ligeras de metro corto (letrillas, epigramas, anacreónticas) y aun con pensamientos de álbum; las composiciones originales con las traducciones; el decadente arte seudoclásico con los conatos y realizaciones del primer romanticismo. Algunos nombres incluidos en la antología están totalmente olvidados; otros gozan todavía de prestigio en las historias literarias. Incluyó Gutiérrez dos poetas veinteañeros fallecidos tempranamente : el argentino Florencio Balcarce y el uruguayo Adolfo Berro. Del cubano Heredia el colector volcó toda la producción por él conocida. Mucho espacio concedió también a Andrés Bello, a la cubano-española Gertrudis Gómez de Avellaneda, a los argentinos Esteban Echeverría y José Mármol, al colombiano José Fernández Madrid, al mejicano fray Manuel Navarrete, a Olmedo y algunos más. Con relación a la poesía de su tiempo la América poética no presenta ninguna omisión digna de nota especial.
R. F. Giusti