[Aphorismen]. Colección de pensamientos, máximas y observaciones morales de Georg Christooh Lichtenberg (1742-1799), contenida en los Escritos varios (v.), publicados entre 1800 y 1806 en Gotinga. La edición más completa es la confrontada con los manuscritos y acompañada de utilísimas notas por A. Leitzmann (Leipzig, 1902-1906); como esos aforismos constituyen un verdadero diario, se mantiene en esta edición el orden cronológico, mientras que en las publicaciones anteriores se había procedido no sólo a una selección arbitraria, sino también, a una agrupación por materias, práctica, pero discutible. Muchas noticias y observaciones se refieren directamente al autor, y reflejan las contradicciones, y los extravagantes matices de su complejo psicológico. Hijo del siglo de las luces, y de pensamiento absolutamente libre en materia religiosa, aunque con una viva nostalgia de la fe; lleno de hipersensibilidad, en el campo del espíritu y en sus relaciones con el mundo, Lichtenberg era un atormentado y su padecimiento se traducía en una hipocondría que él mismo definía como facultad particular de extraer de todo acontecimiento de la vida la máxima cantidad de veneno para su uso personal.
A estas noticias de sí mismo siguen consideraciones filosóficas acerca de la naturaleza humana, de la ciencia, de la inteligencia y de la genialidad, de las percepciones de nuestros sentidos, de las almas, de Dios y la religión, la razón y el instinto, el bien y el mal, etc. Otras observaciones tratan de psicología, de moral, de política, de literatura y de estética. Lichtenberg refiere anécdotas e impresiones, hace consideraciones y reflexiones acerca de los sueños y la manera de interpretarlos, expresa máximas de prudencia, fruto de su experiencia de la vida y de su aguda facultad de observación. Es el único alemán de su época que puede competir con el humorismo inglés; con todo, sus raras aptitudes de argucia no se supieron desenvolver en una obra de conjunto y sólo hallaron expresión fragmentaria. «¡Oh, si yo pudiera construir en mi cerebro canales para la circulación interior de mis pensamientos! Pero, por el contrario, ahí están a centenares, inútiles los unos para los otros». Pero la ausencia de un orden sistemático está compensada por una penetrante y compleja sensibilidad y por una flexibilidad expresiva que le emparen- tan con los grandes moralistas franceses.
E. Vanzetti