[Adieux a la vie]. Suele conocerse bajo este título la última composición de Nicolás-Joseph-Laurent Gilbert (1751-1780), escrita por él ocho días antes de su muerte y titulada: Oda imitada de varios salmos [Ode imitée de plusieurs psaumes]. Con este canto de cisne acaba, con perfecta coherencia, el tema del infeliz y desconocido poeta que Gilbert personificó en su propia vida; el canto ya nostálgico y desilusionado de la juventud todavía batalladora (Le poete malheureux) resuena definitivamente penetrado por la paz inminente de la tumba. Dios ha visto el odio y las risas de sus enemigos y la traición de sus amigos; Dios ha reconocido la pureza de su ánimo y perdonado a su fragilidad humana las debilidades nacidas del dolor; le ha concedido el noble orgullo de la inocencia y le consuela, prometiéndole compasión y justicia en el incorruptible porvenir. Aquí el canto se eleva y, despojado de toda escoria polémica, resuena con los acentos más puros y más humanos; el triste invitado del banquete de la vida, llora las breves horas huidas y la tumba sin lágrimas que le espera, mientras saluda a los campos y al cielo, al dulce verdor y al riente refugio de los bosques, y a la naturaleza que tanto amó; y a los amigos, sordos a su adiós, les desea, piadoso, destinos más amables. El mordaz poeta satírico del. siglo XVIII (Le dixhuitiéme siécle), el enemigo de los Enciclopedistas y de Voltaire, el agudo observador de las debilidades de los grandes, permanece vivo en la posteridad por este canto sugestivo al que el Romanticismo hará eco con tantas voces. (V. Stello de Vigny.)
E. Ceva Valla