A la Amiga Perdida, Auguste Angellier

[A Vamie perdue]. Colección de poesías, publicada en 1896, de Auguste Angellier (1848-1911), y que disfrutó de gran popularidad por la delicadeza sentimental y la fácil musica­lidad del verso. El autor trazó la historia de un gran amor suyo desgraciado; nueve grupos de sonetos señalan las etapas. Al principio el origen y florecimiento de dicha pasión con el fondo del mar Mediterráneo y de los montes («A la orilla de las ondas azules» y «Sobre los montes»); luego, la riña, la ruptura y todavía la reconcilia­ción donde el poeta, casi como en un des­canso, se sumerge en fantasías evocado­ras de antiguas visiones de belleza y de placeres y medita sobre la amargura de la imposibilidad de comunicación entre almas; luego, un momento de reanudación me­lancólica, ante la extensión gris del mar; y por fin el sacrificio supremo, el luto an­gustioso y la aceptación. La mujer ha re­nunciado al amor para obedecer a sus de­beres maternales y el hombre comprende, pero su desesperación es infinita: vuelve triste peregrino, a los lugares de su amor, se abandona al recuerdo; la mujer podrá aceptar y olvidar su pena con el afecto de los hijos y más tarde con el de los nie­tos, él en cambio conservará intacto su do­lor y envejecerá como una encina solita­ria azotada por el viento y por las tem­pestades, que al fin de sus días recuerda aún” haber acogido entre sus ramas un pá­jaro divino, el amor.

Es fácil advertir en dichos sonetos una inspiración romántica y casi lamartiniana, calcada en formas de precisión parnasiana por un poeta que pa­reció ignorar el Simbolismo (v.), comple­tamente ajeno a esta nueva técnica. Su cualidad primordial es cierta gravedad me­lancólica que se difunde en la musicalidad de los cuadros de la naturaleza, donde un delicado impresionismo encuentra una sin­gular pureza de líneas. Como aquel soneto en que, fatigado de cielos demasiado azu­les, invoca al crepúsculo, «Donde el día re­trocede lentamente al fondo del cielo — como una esperanza desvaída que muere acobardada.» [Oü le jour lentament au fond du ciel recule — Comme un espoir páli qui meurt déeouragé»], y le capta la nostalgia de su país gris: «Oh, la melanco­lía inmensa de nuestros llanos — cuando vapores grises flotan sobre los saucedales, — cuando purpúreas claridades tristes e in­ciertas — se dilatan en los estanques entre las mimbreras — y entre los techos bajos y lejanas hacinas — la sutil media luna de oro despunta al ras de los setos». [«O la mélancolie immense de nos plaines — Quand de grises vapeurs flottent sur les saulaies — Que de paurpres clartés tristes et incertaines — Trainent sur les étangs parmi les oséraies — Et qu’entre de toits bas et de smeules lointaines — Le minee croissant d’or se léve au ras des haies!»]

M. Zini