Virginia

«Amante y romana»: con es­tas dos palabras definía Vittorio Alfieri (1749-1803) la situación de la heroína de la tragedia de aquel nombre (v.).

Virginia fue muerta por su padre Virginio, para evitar el ultraje del decenviro Apio Clau­dio. Conmovido, el pueblo romano se su­blevó y puso fin a la tiranía de los decenviros, restaurando el consulado. Como las otras grandes heroínas de Alfieri, Virginia, empero, logra expresar una personalidad humana dentro del ideal, o tema mayor, de la libertad. Heroína de la libertad, sí, pero también mujer y amante, y tierna y entregada a una celosa y secreta pasión. El autor le deja el estrecho ámbito de una expresión más bien violenta que extensa, y sin embargo, Leopardi, en su canción «En las bodas de mi hermana Paulina», lo­graba recoger y salvar, del personaje alfieriano, el contraste entre la ternura feme­nina y la fuerza viril de su ejemplo.

Pero aislarla y reducirla al único efecto dra­mático y teatral de ese contraste sería em­pequeñecerla a proporciones apenas metastasianas. Icilio y su padre, Virgilio, son necesarios para dar extensión y determina­ción precisa a la constancia, a la energía y al pudor de Virginia, en los que halla respiro y poética razón de ser el contraste mismo entre aquella ejemplar rigidez y la intimidad de sus juveniles y secretos afec­tos. Como escribía el propio Alfieri al juz­gar sus tragedias: «Todas las pasiones, en este acontecimiento, son verdaderas, natu­rales y terribles… Todo respira constante­mente grandeza, verdad, terror y compa­sión ardiente». Compasión que es, como la que sentimos por otras heroínas de Alfieri, sobre todo por Mirra (v.), puesta en ten­sión por un insoluble y sofocante conflicto.

En ello consiste el éxito trágico del caso, profunda y trágicamente conmovedor: cá­lido sentimiento y riqueza íntima laten en las palabras y en la conducta de Virginia, que Alfieri tomó de Petrarca, como lo ma­nifiestan los dos versos de un episodio del Triunfo de la castidad que sirven de epí­grafe a la tragedia: «Virginia appresso il fero padre armata / di disdegno, di ferro e di pietade» [«Virginia junto a su fiero padre, armada / de indignación, de hierro y de piedad»].

A. Borlenghi