Es el héroe principal de la segunda epopeya india, el Rāmāyana (v.), y encarna el tipo del guerrero y del rey indio. Su valor se revela desde su juventud.
Invitado por el sabio Viśvāmitra a proteger su templo de los demonios que impiden los sacrificios, les da muerte a todos y en recompensa recibe muchos dones. Más tarde acompaña a Viśvāmitra a la corte del rey Janaka, vence en la prueba del arco y se casa con Sītā (v.). De regreso a la corte de su padre Daśaratha, éste, adivinando en él todas las cualidades de un futuro rey, quiere cederle el trono; pero el día de la coronación, Kaikeyī, su esposa favorita, le pide que cumpla dos promesas que en otro tiempo le hiciera, y en virtud de una de ellas reclama el destierro de Rāma durante catorce años, y debido a la otra, que corone como príncipe hereditario a su hijo Bharata.
El rey, ligado por sus promesas, tiene que consentir; y aquí se revela la magnanimidad de Rāma, que obedece sin vacilar a su padre, y parte para el destierro juntamente con su esposa Sītā y su hermano Lakṣmaṇa. La misma piedad y el mismo sentido del deber que le llevaron a arrostrar la muerte para defender los ritos religiosos le impulsan ahora al camino del exilio, durante el cual él y su hermano realizan tales prodigios que causan la envidia de Rāvana (v.), señor de Laṅkā, el cual rapta a Sītā. Rama va en busca de su esposa, y descubre su escondrijo con la ayuda del rey de los monos Hanumat (v.). Sītā está en Laṅkā.
Los monos construyen un puente por encima del mar y Rāma invade la Isla y asalta la ciudad liberando a su esposa. Finalmente, cumplido el plazo de su destierro, regresa a la capital Ayodhyā y es coronado rey. Rāma conserva estos mismos rasgos, que pasaron a ser tradicionales, en el poema de Kālidāsa, Raghuvaṃśa (v.).
A. M. Pizzagalli