Inspiradora de los cantos reunidos por el poeta húngaro Mihály Csokonai Vitéz (1773-1805) bajo el título de Cantos a Lilla (v.).
Llamada en la historia Juliana Vaida, sus padres la dieron en matrimonio a un esposo menos joven que el poeta, pero merecedor de una mayor confianza. Numerosos rasgos la aproximan a las figuras de la Arcadia italiana y del rococó francés, en cuyas literaturas buscó Csokonai Vitéz el modelo métrico y sentimental de su poesía. Lilla es hermana de las engalanadas pastorcillas de Tasso, Guarino y Metastasio.
Un dulce halo arcádico y primaveral circunda su rostro. A veces aparece como bella aldeana melindrosa y recatada, y, en otras ocasiones, desdeñosa y cruel como las Filis y Nices de Metastasio, parece complacerse en dar alas a la eterna comedia del amor. Sin embargo, el poeta húngaro es incapaz de urdir su ficción sin introducir en ella algo de su propio «yo». Sus lamentaciones son, frecuentemente, más sinceras y sus deseos más entusiastas que los de los modelos que imita; en la musicalidad de sus versos breves y festivos podemos percibir alguna vez el aire de una melodía grave.
Por otra parte, la circunstancia de que no juzgue totalmente irreal la ficción hace que no desaparezca del todo el observador perspicaz, quien, aun entre rosas, jazmines, trinos y mariposas inundados por una luz rosada y celeste, nos da a conocer, a menudo, la mujer real que manifiesta su verdadero semblante.
G. Hankiss