Güelfa

Es el nombre de la protago­nista de la novela catalana medieval Cu­rial y Güelfa (v.). Güelfa, hermana del marqués de Monferrato y gran señora, se enamora de Curial (v.), caballero de hu­milde condición, educado en la corte del marqués. El amor entre ambos nace des­pués que Güelfa ha quedado viuda.

Al prin­cipio mantienen secreto su amor, pero la denuncia de los viejos envidiosos obliga a Curial a salir de la corte de Monferrato e ir en busca de aventuras. El caballero realizará sus primeras gestas en alemania; irá a Oriente, ascenderá al Parnaso, vencerá a los más renombrados caballeros de su tiempo; no faltarán las pruebas, los peli­gros y los celos. Al fin, Curial consigue la mano de Güelfa.

Pero ésta no tiene una actitud pasiva en la novela: es ella misma, hasta cierto punto, la que forma espiritual­mente al caballero, que por sí es un hom­bre complejo, mezcla de timidez y de for­taleza con debilidades humanas que le apartan del patrón general de los caba­lleros andantes. En toda la novela el ele­mento psicológico tiene una importancia de­cisiva por lo que se refiere a los personajes y acusa la influencia de la novela psico­lógica italiana. Así, Güelfa es la amante que sufre celos, la mujer profundamente apasionada, que no puede dejar de parti­cipar en la vida y actividades de Curial.

Desde que se publicó la novela por vez pri­mera se ha invocado con frecuencia la Fiammetta de Boccaccio como fuente de la psicología de Güelfa: sus estados de áni­mo, su tortura al saber que Laquesis, hija del duque de Baviera, se ha enamorado de Curial, están reflejados con extraordi­naria eficacia. Güelfa es la mujer siempre en vela por su amante, la que se lo faci­lita todo para que pueda él ascender hasta su condición y pueda casarse con ella. Por esto el sueño que tiene Curial es suma­mente representativo y es símbolo de esto que decimos: ve en sueños a una mujer que le alimenta con su propio corazón.

Del amor de Güelfa nace toda la exalta­ción caballeresca de Curial, como en tan­tos caballeros es el móvil de su acción, de sus gestas y aventuras. Pero Güelfa también se aparta de la típica heroína de las no­velas de caballerías. Como Carmesina (v.), se destaca como una figura humanísima en­tre los personajes literarios del siglo XV. El realismo de la descripción de ambientes y personajes en Curial y Güelfa (al igual que en Tirante el Blanco, v.) llega hasta tal extremo que en las situaciones amorosas el autor consigue darnos un clima de mor­bosidad (así cuando Laquesis, enamorada de Curial, le hace dormir en su lecho o cuando Güelfa le da su propia camisa para que la vista en el torneo contra Boca de Far).