Personaje de la mitología escandinava, se nos manifiesta por primera vez en los Edda (v.) relacionados con la juventud de Sigurd (v. Sigfrido) y el motivo del tesoro de los Nibelungos; de él recibe el nombre el pequeño poema titulado Fáfnismál.
Hijo de Hreidmar, rey de los enanos, mata a su padre y expulsa a su hermano Regin para poder quedar único dueño del oro maldito, ya propiedad de otro enano; como símbolo de las tinieblas, su figura es la de un monstruoso dragón, que permanece agazapado sobre su tesoro para guardarlo. En el citado poema, el joven Sigurd, guiado por Regin, sediento de venganza, da muerte a Fáfnir — quien, antes de morir, le da varias instrucciones — y se apodera luego del tesoro- La sangre del dragón, que involuntariamente ha bebido, le permite comprender el lenguaje de los pájaros, quienes le enteran de las intenciones ocultas de Regin; mata asimismo a éste y luego se come el corazón de Fáfnir y apaga su sed con la sangre de ambos hermanos.
Parecidos a este poema, uno de los más antiguos del ciclo, son el relato de este episodio que hace Snorri en su Edda (v. Edda de Snorri) y la paráfrasis contenida en los capítulos XVIII-XIX de la tardía Saga de los Volsungos (v.); en todas partes Fáfnir es el dragón maléfico que guarda el tesoro del que tantas desventuras habrán de resultar. Tan precisos rasgos fueron mantenidos también por R. Wagner, quien, a pesar de haber introducido algunos personajes nuevos en la narración referente a la juventud de Sigfrido, procura conservar intacta la escena éddica de la muerte del dragón.
De hecho, extrajo del poema medieval alemán de Los Nibelungos (v.) la figura del enano Alberico e ideó para El oro del Rin (v.) las del herrero Mime y los dos gigantes Fasolt y Fafner, pero en el mítico episodio de la selva (acto II, escena II de Sigfrido, v.) conservó para Fafner la figura de monstruoso reptil «semejante a un lagarto» y dio al deforme Mime la suerte reservada a Regin en el Edda.
G. Prampolini