Personaje del drama en verso Don Juan Tenorio (v.) del poeta vallisoletano José Zorrilla (1817-1893). La escena de doña Inés (v.) con Brígida en el acto tercero es un portento de matización de los dos caracteres. En este acto termina muy adecuadamente el papel de doña Brígida. Constituye ésta sencillamente una auténtica creación más de la obra, rica en tipos humanos.
La escena de la carta deja ver la astucia de la nueva Celestina o trotaconventos que atraída por el brillo del dinero del audaz y generoso don Juan, no tiene ningún escrúpulo en prender el fuego de la pasión en el candoroso corazón de la novicia. El libro, la carta, las arteras sugestiones de doña Brígida consiguen su propósito: nace en doña Inés una pasión que empieza por venerar un mito y acaba por querer entregarse a la figura real de carne y hueso, y también de alma, de don Juan.
El papel de doña Brígida ha terminado; doña Inés está ya en los brazos de don Juan escuchando su ardiente declaración de amor. Doña Brígida ha sabido cumplir bien con su cometido. La novicia de diecisiete abriles ha caído en las redes. Y la astuta y codiciosa doña Brígida desaparece dejando a los dos enamorados viviendo la grande y efímera aventura de su encendido y romántico amor.