Personaje de El rey Lear (v.), tragedia de William Shakespeare (1564- 1616). Es la luz de la bondad en este drama cruel de feroces pasiones y salvaje furia de los elementos.
Cordelia, que, a pesar de sus escasas apariciones, mantiene su tácita presencia a través de todo el drama, se halla indeleblemente caracterizada en las palabras del gentilhombre de la tercera escena del acto IV, quien describe la reacción de aquélla al anunciársele la llegada de su padre y las indignidades de que ha sido víctima. «Parecía dominar cual una reina su propio dolor, que, verdaderamente rebelde, trataba de reinar en ella». «Así, pues, parece que esto la ha conmovido», pregunta Kent; a lo que responde el otro: «Pero no alterado: la resignación y el dolor pugnaban por ver cuál de ambos expresaría mejor toda su bondad. ¿Habéis visto lucir el sol y llover al mismo tiempo? Pensad, pues, que su sonrisa y sus lágrimas constituían un espectáculo parecido, y ciertamente bello».
Sobre el fondo bárbaro del drama, que se desarrolla en tiempos paganos, Cordelia tiene la firmeza y la mansedumbre de una mártir cristiana: decidida a no hablar otro lenguaje que el del corazón, soporta resignadamente las persecuciones que amenazan su virtud. En la galería de tipos literarios femeninos de muchacha perseguida, la silenciosa Cordelia conmueve mucho más que la elocuente Clarisa (v. Clarisa Harlowe).
Su figura únicamente puede compararse a la de la griega Antígona (v.), quien, como ella, opone al mudable y trágico mundo masculino la fuerza de una idea moral inmutable y la capacidad para el supremo sacrificio.
M. Praz