Personaje del Orlando enamorado (v.) y del Orlando furioso (v.). Criado de un rey africano, posee el genio del hurto y diríase que vive para llevar a cabo sus empresas, a su manera maravillosas.
Agramante (v.) le confía el encargo de robar a Angélica (v.) el anillo que desvirtúa cualquier encanto y sin el cual no podrá vencer las artes de Atlante (v.) y obtener el auxilio indispensable de Ruggiero (v.); Brunello no sólo lleva la empresa a buen fin, sino que desencadena una tormenta en Albraccá y además del anillo de Angélica, roba sus armas a los principales guerreros; incluso roba la espada de Marfisa (v.), que le persigue furiosa. Por esta hazaña Agramante le hace rey de Tingitana; pero el «ladrón heroico» del Orlando enamorado conocerá su propia decadencia y su ruina en el Orlando furioso.
Ariosto, en realidad, y como en otras ocasiones, parece divertirse desvaneciendo las bellas fábulas de Boyardo con su sentido común; y, así, su Brunello, que no es ya el duendecillo del Orlando enamorado, sino un individuo bizco y poco recomendable, es a su vez engañado y desposeído del anillo por Bradamante (v.), instruida por Melisa y que, desdeñando matarle, le deja atado a un árbol; reaparece como rey de Tingitana en el asedio de París, pero cae en desgracia de Agramante; Marfisa le descubre, tras una larga búsqueda, y, después de una breve persecución, le alcanza, entregándole a Agramante una vez abandonada su primera intención de darle muerte con sus propias manos; finalmente, este último le condena a ser ahorcado por un delito del que, por rara excepción entre tantos otros, hubiera podido declararse inocente.
M. Fubini