Personaje de la comedia El acero de Madrid (v.) de Félix Lope de Vega Carpió (1562-1635). Es la eterna historia narrada con la incomparable gracia de Lope y ambientada en el Madrid del siglo XVI: una mujer enamorada y una familia que se opone a este amor.
Nadie es capaz de contener a una muchacha que trata de encontrarse con su enamorado, y mucho menos la vieja tía Teodora, encargada de impedir que hable con nadie en la calle. Pero la castellana ingeniosidad de Belisa se vale siempre de los medios de la casuística. « ¿Cómo miraste aquel hombre?», inquiere la vieja airada. « ¿No me dijiste que viera / sola la tierra? Pues dime: / Aquel hombre ¿no es de tierra?» «Yo la que pisas te digo», responde furiosamente la tía. «La que piso va cubierta / De la saya y los chapines». « ¿Otra vez le miras?» «Fui a caer, como me turbas / Con demandas y respuestas, / Y miré quién me tuviese…».
Y, realmente, alguien está presto a sostenerla. Entre la gente del siglo XVI, un segundo de intimidad es más que suficiente para vencer días y días de penosa incertidumbre. Belisa urde un plan y a la primera oportunidad deja caer en la pila del agua bendita de una iglesia un guante con una carta. En ella dice: «Debo tomar acero de Madrid», o sea, beber el agua ferruginosa y pasear bajo la saludable brisa de la capital de España. Y, ciertamente, los paseos al aire libre y los coloquios amorosos mejorarán su quebrantada salud.
Antiguo y eterno problema el de la muchacha a quien se prohíbe hablar con el amado. Be- lisa, al amparo de las buenas argumentaciones de Lope de Vega, se mueve, conspira y actúa en secreto por alcanzar su deseo, que por fin consigue ver realizado. Se casará con quien querrá y cuando querrá, porque no hay fuerza capaz de resistir a la mujer que sabe dónde quiere llegar.
F. Díaz-Plaja