Personaje del Mor gante (v.), de Luigi Pulci (1432-1464). Enviado por Malagigi (v.) a acompañar a Rinaldo (v.) desde Egipto para la inminente batalla de Roncesvalles, en la que se reunirán todos los paladines, bajo la jefatura de Orlando (v. Roldán), Astarotte se presta de grado a este servicio porque así verá «…molto popol morto / e correrá di sangue ogni ruscello» («mucha gente muerta / y correrá lleno de sangre todo arroyo»). Pero a pesar de esta diabólica complacencia en el mal, Astarotte es un diablo interesado en la ciencia, razonador y sabihondo.
Mientras vuelan por encima del Mediterráneo hacia Gibraltar, explica a su modo a Rinaldo lo que son las jerarquías infernal y celeste, y le revela que más allá de las columnas de Hércules existen otros pueblos y tierras, a los que él da ya el nombre de «antípodas» y que la Tierra está suspendida en el aire: «Si che la Terra per divin misterio / sospesa stá fra le stelle sublime…» («De manera que la Tierra, por divino misterio / está suspendida en lo alto entre las estrellas»).
Sus afirmaciones coinciden esencialmente con las de la nueva ciencia que en el siglo XV apenas se iniciaba, pero están expuestas de un modo confuso, tal como podía comprenderlas un hombre más curioso que agudo, como era Pulci. En esas razones, la religión y la teología se mezclan a las nuevas intuiciones astronómicas de la época, pero en boca de Astarotte tienen más petulancia que exactitud, y están matizadas por aquel tono de ironía entre escéptica y antirreligiosa propio del poeta y de la corte en que vivía.
Si por estos motivos la figura de Astarotte aparece descolorida y poco caracterizada, resulta en cambio significativa por cuanto es un reflejo, siquiera popular, de aquello que la reflexión y la experiencia buscaban entonces por primera vez, en el umbral de la edad moderna.
G. T. Rosa