[Shakespeare und der deutsche Geist]. Obra histórica de Friedrich Gundolf (1880- 1931), publicada en 1914. Por el título parece pertenecer a las indagaciones de la llamada «literatura comparada», cultivada con celo a finales de la época positivista, cuando, habiéndose hecho demasiado rígidos los esquemas de las literaturas nacionales creados por el Romanticismo (v.), hubo quien sintió la necesidad de ampliar las perspectivas. En efecto, trata sucesivamente de la penetración de la «materia» shakespeariana en alemania por obra de los cómicos ingleses; de cómo Shakespeare es censurado por no observar las reglas (Gottsched), o bien, a pesar de tal irregularidad, justificada por ciertos aspectos del contenido (Elias Schlegel, Bodmer); reconocido como intérprete de las reglas justamente entendidas (Lessing); glorificado como creador de un mundo regido por leyes propias (Herder); celebrado en proporción directa a su supuesta irregularidad (Stürmer und Dránger); acercado a sí mismo y luego alejado por Goethe; entendido desde un punto de vista moral por Schiller; traducido por A. W. Schlegel sobre la base de las nuevas posibilidades expresivas creadas por Goethe y los románticos.
En apariencia, pues, las influencias son infinitas; en sustancia, es una historia de «acciones y reacciones vivientes», para distinguir «lo que está vivo y lo que está muerto en toda la tradición alemana», desde sus orígenes en los siglos XVI y XVII a su culminación en la poesía de Goethe y en aquel movimiento de difusión universal que fue el Romanticismo. La historia es determinación de fuerzas respecto a ciertas tradiciones y modelos: Dante, la lengua poética de Petrarca, la prosa de Boccaccio en la literatura italiana; los grandes escritores del siglo XVII en la francesa. La literatura alemana no tuvo su clásico hasta Goethe; y solamente con Goethe y los románticos asumió una fisonomía distinta. Una historia de la literatura alemana antes de Goethe ha de ser orientada, por tanto, respecto a un punto situado fuera de alemania; y Shakespeare se prestaba a ello mejor que cualquier otro, tanto por la influencia efectivamente ejercida, como por haber elaborado una materia especialmente nórdica en formas renacentistas, como porque se le puede considerar, por su grandeza y riqueza, un símbolo de la Poesía misma. Así, a través de las relaciones y reacciones con Shakespeare de la alemania literaria del siglo XVII y principios del XVIII, de Lessing, Wieland, Herder y los otros prerrománticos y protorrománticos, Goethe, Schiller, y los románticos de la primera generación, Gundolf ha podido escribir un libro de línea tan neta y continua.
La amplia perspectiva, el fino sentido de la forma, la ausencia de aquel romanticismo, por regla general endémico entre los alemanes, el abandono de los esquemas (sociológicos o de géneros literarios) de la historiografía positivista, el firme juicio entre lo esencial y lo episódico dan a la exposición una claridad de líneas, una seguridad y novedad de juicios, y un resplandor literario verdaderamente raros, y hacen de este libro el mejor que se ha escrito sobre la literatura alemana.
V. Santoli