[I sarcofaghi cristiani antichi]. Reproducción e ilustración de las esculturas de todos los sarcófagos cristianos, publicada en italiano por Joseph Wilpert (1857-1944), entre los años 1929-1932. Con esta obra se completa el ciclo de la prodigiosa creación de Wilpert al servicio de la arqueología cristiana, comenzada en 1903 con . las Pinturas de las catacumbas romanas (v.) continuada en 1916 con los Mosaicos y pinturas romanas de edificios eclesiásticos, del siglo IV al XIII (v.).
En el primer volumen del texto trata de los sarcófagos que contienen escenas de la enseñanza de la doctrina cristiana, del siglo III en adelante; son comparadas las representaciones clásicas pastorales con la típicamente cristiana del Buen Pastor, en sus varias formas y diversas asociaciones; se trata también de todo el ciclo de representaciones de Pedro, vicario del Buen Pastor y príncipe de los Apóstoles, la figura que con más frecuencia se reproduce en la escultura antigua. Tiene especial importancia en Roma la escena de la designación de San Pedro hecha por Jesús, y la de su enseñanza en la Silla. En el segundo volumen del texto aparece una amplia «Introducción general» sobre los talleres de los escultores cristianos, su técnica, nomenclatura, materiales, capacidad y colocación de los sarcófagos. En el libro tercero sigue el estudio de las representaciones bíblicas más frecuentes en los sarcófagos a causa de sus alegorías de la esperanza, la salvación y la bendición.
El riquísimo ciclo de Jonás, el más viejo del Antiguo Testamento y el predilecto en el arte romano; después el de «Noé salvado en el arca»; así también el ciclo «Adán y Eva – Caín y Abel»; el «Sacrificio de Abraham»; el ciclo de Moisés y el de Daniel; «Los tres jóvenes en el horno»; Job, Elias, Tobías, etc. El lugar preferido para tales escenas eran las cubiertas de los sarcófagos. Corona este libro la descripción de un sarcófago descubierto por el autor en el cementerio de San Calixto, en el cual cree reconocer el de la mártir Santa Sotera, pariente de San Ambrosio. El quinto libro contiene el ciclo completo del nacimiento, vida pública, pasión y resurrección de Cristo; va seguido por unos capítulos: «Cómo fueron representados en efigie los difuntos», la «Santa Cena» (eucarística y celestial) y «Representaciones extraordinarias» (inspiradas en los apócrifos, mitología, escenas gnósticas, etc.). En la conclusión, «Origen y desarrollo de la antigua escultura sepulcral cristiana, de Roma» declara el autor su presunción de que el antiguo arte cristiano nació en Roma bajo la influencia de los doctores de la Iglesia, y que por tal motivo es original en el concepto e independiente en su desarrollo.
Ello explica la importancia que sucesivamente asume en los sarcófagos la representación de escenas de la doctrina cristiana, del bautismo, la figura del Príncipe de los Apóstoles, enseñanza de los catecúmenos en el siglo III, que desaparece en el tiempo de la paz, etc. La trilogía wilpertiana, basada en el profundo conocimiento de la iconografía, aseguró, contra la conjura del tiempo y de los hombres, que se transmitiera a través de los siglos el sentido y la experiencia religiosa del Cristianismo primitivo. Los sucesivos descubrimientos — logrados, y muy importantes, después de los trabajos fundamentales de Wilpert — han modificado tan sólo en leves detalles el sistema de su obra y de sus interpretaciones.
G. Pioli