Poema épico en quince cantos endecasílabos, compuesto por el portugués Jerónimo Corte-Real (hacia 1533- 1588), publicado en Lisboa en 1578, bajo el pomposo título de Felicísima victoria concedida del cielo al señor Don Juan de Austria en el golfo de Lepanto, de la poderosa armada otomana. Escrito en castellano y dedicado a Felipe II, tiene por tema la batalla de Lepanto y canta la celebración del valor cristiano e ibérico contra el turco infiel El héroe es Don Juan de Austria, hermano del rey, quien nombrado Jefe de la Liga Cristiana, llevó la armada a la victoria. Con una intención notoriamente cortesana, el poema es fiel a la realidad histórica y, a pesar de su diestra retórica, que sigue el ejemplo insigne de los Lusíadas (v.) de Camóes, y de la variedad de los episodios, enriquecidos con el usual repertorio épico mitológico, la obra tiene tal tono de crónica, que sólo episódicamente recuerda la fuerza descriptiva e imaginativa de su gran modelo, del que inmerecidamente, para los contemporáneos, Corte-Real estaba llamado a ser el continuador.
* El gran acontecimiento histórico inspiró también el poema homónimo, La Austríada, en veinticuatro cantos, al español Juan Rufo Gutiérrez Jurado de Córdoba (1547?- después del 1620), publicado en Madrid, en 1584. Los cinco primeros cantos recuerdan la rebelión de los moriscos granadinos en el tiempo que va desde la conjuración del Albaicín hasta la muerte de Abenabó, el sucesor de Aben-Humeya. La revuelta estalló la noche de Pascua (1530), y muchos cristianos fueron torturados. En auxilio de los capitanes españoles, marqués de Mondéjar y marqués de los Vélez, Felipe II mandó a sofocarla a don Juan de Austria, cuyo nacimiento se narra, así como los años juveniles. Don Juan corrió desde Nápoles con su ejército y derrotó a Aben Humeya, que fue asesinado por los moriscos, proclamando en su lugar a Abenabó. Pero don Juan avanzó sobre Baza y aunque hasta los montañeses de Ronda se sumaron a la revuelta, los moriscos mataron también a Abenabó y se rindieron. Don Juan, tornó a Nápoles, donde fue investido del mando supremo de la Liga formada por Pío V contra los turcos. La armada cristiana de Mesina se hizo a la vela para Corfú.
El demonio sembró la discordia en la tropa, pero don Juan restableció el orden dirigiéndose al encuentro de la flota de Alí Bajá: cuando las armadas se avistaron, el viento, que era favorable a los infieles, cambió milagrosamente y la batalla fue un triunfo para los cristianos, quienes, aunque perdieron muchos buenos capitanes, hicieron prisionero al propio Alí Bajá con sus hijos y destruyeron la potencia turca. La Austriada obtuvo un gran éxito, testimoniado por las dos ediciones sucesivas (Toledo, 1585; Alcalá, 1586) y los sonetos laudatorios de Lupercio Leonardo de Argensola, de Cervantes e incluso de Góngora. Pero más que por los méritos poéticos de la obra, el interés de los contemporáneos fue suscitado por el gran acontecimiento histórico. A pesar de la fluidez y la facilidad de la versificación, .. sigue la obra un orden cronológico que dispone la materia más en el plano histórico que en el poético. De este modo, la unidad externa histórica sustituye a la unidad poética y la fantasía y la invención quedan reducidas a meros accidentes. Sus muchos puntos de contacto con la Historia de la Guerra de Granada (v.) de Hurtado de Mendoza, han demostrado que la primera parte del poema es una traducción en verso de la crónica histórica.
C. Capasso