[Annales ecclesiastici]. Poderosa obra que el «padre de la historia eclesiástica» Cesare Baronio, en latín Baronius (1538-1607), concibió en oposición a las protestantes Centurias de Magdeburgo (v.) (1588-1607); solemne testimonio de la vitalidad de la iglesia católica en polémica contra el luteranismo. Baronio, después de haber entrado en la Congregación del Oratorio, que San Felipe Neri había establecido en Santa María della Valli- cella, recibió varias veces el encargo de narrar al pueblo las vicisitudes seculares de la Iglesia, y de aquí nació la idea de la obra insigne a que se dedicó fielmente hasta su muerte. Había puesto manos a la obra después de veinte años de estudios severos, y entre 1588 y 1607 la dio a la imprenta en doce gruesos volúmenes en folio. Con orden admirable y poderosa síntesis, la narración abraza las vicisitudes de la Iglesia desde los orígenes del Cristianismo hasta los comienzos del Pontificado de Inocencio III (1198); desde sus humildes orígenes hasta su apogeo. A pesar de los centenares de errores de hecho, que sus mismos contemporáneos señalaron en la obra, su éxito fue inmenso y es atestiguado todavía por sus veintiuna reimpresiones y las muchas reducciones, compendios y traducciones que de ella se hicieron a las lenguas alemana, polaca, francesa e incluso árabe. La crítica moderna, más que insistir en los errores, reconoce que el uso no siempre correcto de las fuentes y, mucho más, el carácter voluntariamente apologético y polémico, perjudican al valor de la obra; la cual, por otra parte, queda para siempre como preciosa ayuda para la formación del clero, precisamente por este carácter apologético. Tuvo también insignes continuadores: el polaco Browski (Brovius), que reanudó la narración empezando en el año 1198 y llevándola hasta 1572, y la enriqueció así con otros doce volúmenes: le siguieron el italiano Odorico Raynaldi (1595-1671), que pudo aprovecharse de las papeletas que dejó Baronio, y de los documentos del Archivo Vaticano, y los franceses De Sponde y Theiner. Entre 1860-87 apareció en Bar-le- Duc, la edición a cargo de Agustín Theiner.
G. Franceschini