[A Week on the Concord and Merrimac Rivers]. Libro descriptivo del escritor norteamericano Henry David Thoreau (1817-1862), publicado en 1849. Exponente de aquel trascendentalismo americano (v. Ensayos de Emerson) que desemboca, por consecuencia lógica, en el individualismo, Thoreau intentó realizar su total autosuficiencia viviendo completamente solo (v. Walden), a menudo vagando por los alrededores de su ciudad nativa; y en este libro describe minuciosa y líricamente los diversos aspectos de la naturaleza, la vida de los pieles rojas, los vestigios que su pasado ha dejado en la región. Thoreau, en efecto, no tuvo más amores que las plantas y los animales, los libros y los pieles rojas. Especialmente en esta obra intenta hacer por estos últimos lo que George Borrow hizo por los gitanos, haciéndoles ganar la simpatía de los lectores: «Se habla de civilizar a los pieles rojas, pero ésta no es la palabra propia para su progreso…
La constante luz de su genio, debilitada por su alejamiento, es parecida a la luz débil, pero satisfactoria, de las estrellas en comparación con la llama cegadora, pero insuficiente y transitoria, de las bujías… Si pudiésemos, aunque sólo fuera por un instante, escuchar el canto de la musa piel roja, comprenderíamos por qué no es deseable cambiar su salvajismo por nuestra civilización». Las consideraciones de Thoreau acerca de’ la vida de los pieles rojas interesan sobre todo como testimonios de su mentalidad y de su personalidad, en las cuales reside todo el valor y el significado de sus libros. Naturaleza meditativa, espíritu puritano, idealista (fue íntimo amigo de Emerson) que no podía sufrir las convenciones sociales y despreciador de todo cuanto tuviese apariencia de superfluidad o de lujo, Thoreau ofrece en su concepción religiosa del mundo una tendencia panteísta probablemente derivada del intenso estudio de los textos sagrados del Oriente. Hay algo que desconcierta en su personalidad y que justifica el interés con que los críticos modernos, de tendencias freudianas, lo han hecho objeto de estudio. También él padece, como todos los miembros del círculo que rodeaba a Emerson, de la disensión entre las represiones de la educación y del ambiente puritano y el ansia de más vastos horizontes espirituales.
Thoreau, rebelde por temperamento, busca salvación en la huida y el aislamiento, y desde la profundidad de los bosques dirige su mensaje, con frecuencia paradójico, a los hombres. Ningún estudio del movimiento trascendentalista de Nueva Inglaterra podría llevarse a cabo sin tomar en la debida consideración a Thoreau y su obra; con todo, debe la fama de que goza hoy todavía a su extraordinaria capacidad de observación y de expresión. Como escritor ocupa un lugar importante en la historia de las Letras norteamericanas. Es un notable ejemplo de su valor como crítico su estudio sobre Chaucer, que forma parte, con diversas consideraciones filosóficas y literarias, de tal libro.
L. Krasnik
Su lengua tiene una pureza antigua, como un vino descolorido por el tiempo. (Lowell)
El estilo de Thoreau, a pesar de toda su pureza, su lucidez cristalina, su feliz equilibrio, su exquisita mesura, no consigue cautivar ininterrumpidamente al lector. Es quizá la más bella prosa que haya escrito hasta ahora un americano. Pero no alcanza un interés psicológico, y se le saborea mejor en trozos aislados. Es el estilo de un gran escritor, pero de un hombre incompleto. (L. Lewisohn)